Pozzo se lleva a El Arabi del Granada tras vender el club
El delantero, al que le quedaba un año de contrato, pertenece a una empresa del italiano y se lo lleva con él después de que haya vendido el club.
Adiós a El Arabi. Uno de los jugadores más importantes de la historia reciente del Granada abandona este verano la entidad a pesar de que todavía tiene un año más de contrato. En realidad, al igual que sucede con Success y con Foulquier, el futbolista pertenece a una empresa propiedad de Gino Pozzo que se lo lleva consigo ahora que ha vendido el club. La primera opción del italiano es vender a El Arabi este verano aprovechando la buena temporada que ha realizado. Teniendo en cuenta que finaliza contrato con él en 2017, fecha en que quedaría libre, es el momento de tratar de recuperar los 4,5 millones de euros que pagó en el verano de 2012 a Al Hilal FC de Arabia Saudí. El Arabi tiene ya 29 años, está en el cenit de su carrera y, según el manual de trabajo de Gino Pozzo, está en el escaparate de los productos que serán vendidos este verano con casi toda seguridad. De no ser así, acabará en Udinese o Watford para seguir dando beneficios en forma de goles a la empresa futbolística de los Pozzo.
El Arabi ha finalizado así su estancia en el Granada, cuatro temporadas que le han convertido en uno de los mejores delanteros de la historia del club. Ha batido registros y se ha convertido en el icono de una época. Esta última ha sido la mejor de las cuatro temporadas que ha firmado en el Granada, con 16 tantos anotados. En las tres campañas anteriores marcó ocho tantos en la 12-13; en la 13-14 consiguió 12; y en la 14-15 otros ocho. En total, en Liga, ha marcado 44 goles con la camiseta del Granada en 130 partidos convirtiéndose en el máximo goleador de siempre en Primera.
El sistema de funcionamiento de los Pozzo es sencillo: Gino es el dueño de los jugadores, cede los derechos deportivos a un club (en este caso han sido propiedad del Granada durante los cuatro últimos años) pero mantiene la propiedad de los derechos económicos. Esta forma de trabajo explica cómo los traspasos millonarios de futbolistas como Siqueira, Murillo o Brahimi no hayan dejado réditos en el Granada.