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ZARAGOZA 1 - OVIEDO 0

Guitián pone cuarto al Zaragoza

Su gol al cuarto de hora deja al equipo aragonés a sólo un punto del playoff gracias a los tropiezos del Osasuna y del Alcorcón.

Así marcó Guitián el gol del Zaragoza.
Así marcó Guitián el gol del Zaragoza.Alfonso Reyes

El Zaragoza despachó al Oviedo en un duelo directo por alcanzar una plaza de promoción y está matemáticamente a un punto de lograr el objetivo y de disponer de una segunda oportunidad para regresar a Primera. El Oviedo, tras una larga y sostenida caída en la segunda vuelta, queda ya fuera de todo, tras perder un partido sin brillo y en el que el equipo aragonés y su entrenador volvieron a jugar con fuego tras ponerse por delante. El miedo guardó la viña más que nunca y a punto estuvo el Zaragoza de complicarse su acceso al playoff de ascenso.

El Oviedo salió al galope en La Romareda, pero el Zaragoza no tardó en tirarlo del caballo. A las ocasiones iniciales de Viti y Koné, producto de rápidos robos en el centro del campo, respondieron enseguida Ángel y Diamanka, y a la tercera fue la vencida. A los 20 veinte minutos, Lanzarote centró desde la izquierda, Ángel cabeceó entre los centrales, Rubén Miño despejó con reflejos felinos y Guitián remachó desde el área pequeña; el portero del Oviedo volvió a despejar por segunda vez el balón, pero lo hizo un palmo dentro de la línea. Pese a la indecisión inicial del árbitro Ocón Arráiz, su juez de línea lo vio muy claro desde el principio y el 1-0 subió al marcador con toda justicia.

El gol puso en ventaja al Zaragoza, y le disipó algunos fantasmas, pero no le sirvió para pasar a tener el control del partido. Continuó descosiéndose en la línea de creación, donde Erik Morán hizo aguas por todos los lados, y perdiendo muchísimos balones, lo que propició que el Oviedo se recuperara del mazazo y tuviera, incluso, mayor posesión a lo largo de la primera parte.

Al poco de volver del descanso, Isaac tuvo la sentencia con un disparo envenenado desde fuera del área, pero Rubén Miño desvió a córner con la punta de los dedos e impidió que el encuentro se cerrara. En verdad, fue un fogonazo aislado, porque al Zaragoza le costó muchísimo combinar y defender su renta con el control de la pelota.

Pero el reloj ya le empezó a volar al Oviedo y Generelo metió en el campo consecutivamente a Susaeta y a Linares en una búsqueda desesperada por darle la vuelta al marcador y recuperar alguna opción de entrar en el playoff. La doble apuesta fue muy valiente, pero no rindió frutos y el Oviedo jugó muy precipitado, empeñado en percutir por el centro buscando inútilmente el olfato de Linares y Koné. Y más tarde el de Cervero en un quema absoluta de las naves asturianas.

El Zaragoza continuó peligrosamente a la espera, apretado en su campo, regalando muchos metros al rival y confiando en una contra definitiva. La sentencia pudo llegar de nuevo en un córner que cabeceó Cabrera al larguero tras salir a por uvas Miño a doce minutos del final, pero el que no dejaba de insistir era el Oviedo.

A Carreras le entró entonces todo el miedo en el cuerpo y retiró a Lanzarote entre las protestas de La Romareda para colocar a Rubén como tercer central, en un intento claro y rotundo por defender el resultado por acumulación, lo que no evitó que Cervero, a la salida de un córner, tuviera el empate en su cabeza a un minuto de la conclusión, lo que hubiera dejado al técnico catalán más expuesto y cuestionado de lo que ya lo está.