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REAL MADRID

20 años del beso de despedida de Míchel al Santiago Bernabéu

El legendario extremo del Real Madrid se retiró del fútbol de élite en 1996. Hoy, lo recordó como un "inolvidable momento" en Twitter.

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Míchel quiso recordar este jueves su despedida del madridismo a través de la redes sociales. La leyenda blanca publicó en su cuenta de Twitter la imagen que ilustró en su día su adiós: el mítico beso arrodillado sobre el césped tras su último partido en el Santiago Bernabéu. "Hoy hace 20 años y todavía me sigo acordando de ese último día. Inolvidable momento", comentó el el exjugador.

Aquel 19 de mayo de 1996, el Madrid no se jugaba absolutamente nada. En realidad, su único consuelo era pelear por el quinto puesto en la Liga, el último que daba acceso a competiciones europeas en la siguiente temporada. Eliminado en Copa y Champions, sumido en una crisis institucional que había derivado en dos presidentes -Mendoza y Sanz- y sendos entrenadores -Valdano y Arsenio Iglesias-, el Madrid sólo esperaba acabar con dignidad la temporada. Por eso, aquel 19 de mayo, el Bernabéu tenía la mirada puesta en dos hombres: Michael Laudrup y Míchel.

El danés, que se había ganado el corazón del madridismo en las dos temporadas que estuvo en Chamartín, esperaba despedirse por todo lo alto; Míchel, que llevaba toda su vida defendiendo la camiseta del Real Madrid, se lo merecía. Sin embargo, el ocho era un jugador que despertaba tantas filias como fobias entre la hinchada. Y aquella temporada 1995-96 no había sido la más brillante del extremo. Llevaba cuatro goles en 33 partidos y su rendimiento había caído significativamente. Era el Míchel crepuscular. Pero incluso en su ocaso, podía brillar en cualquier partido.

Y lo hizo ante el Mérida. El Madrid se impuso 4-0 y el ocho firmó dos tantos. El primero, de penalti, y el segundo gracias a un derechazo de volea desde la frontal tras cazar un rechace en un córner. El Bernabéu se vino abajo y en la cara de Michel se pintó una de las sonrisas más felices que se le recuerdan. Como si aquel horrendo 1996 nunca hubiera tenido lugar. Como si él siempre hubiera sido un ídolo indiscutible para el madridismo, que aquel 19 de mayo se emocionó tanto como él. Por los buenos tiempos.