“El Atleti ganará la final de Milán porque lo merece más”
Tocó el cielo con Obús, el infierno con los negocios y es carne de reality. Vallecano y atlético, confiesa que su jugador fetiche es Sergio Ramos.
—¿Cómo se encuentra?
—Muy bien, relajado, con muchas ganas de seguir luchando en esta vida.
—Para relajada, una ciudad como Madrid, con dos finalistas en la Champions.
—No ha sido fácil. Les ha costado muchísimo llegar. Han tenido que sudar bien la camiseta. Lo han pasado bastante mal y la verdad es que me siento muy orgulloso de que dos equipos de Madrid dominen el fútbol europeo. Sólo me ha faltado que les acompañara el Rayo. No ya en la final de la Champions, claro, me hubiera conformado con la permanencia en Primera.
—¿Fortu es más atlético que madridista?
—Más atlético, pero reconozco que el Madrid tiene un futbolista que a mí me vuelve loco, que es ese Sergio Ramos. Puro rock and roll. Es impresionante cómo lo da todo por su equipo y cómo ayuda y alienta a los compañeros. Un ejemplo a seguir.
—¿Cómo ve la final de Milán?
—La veo muy luchada, muy dura. Creo que va a haber unos cuantos goles. Ganará el Atlético de Madrid por tres goles a dos. Y con algo de dureza, que también forma parte del espectáculo .
—¿Será la venganza por la final de Lisboa?
—No, es sencillamente que el Atlético se lo merece más. Ha llegado a la final teniendo que sufrir muchísimo. Ha tenido que eliminar a grandes equipos como el PSV, Barcelona y Bayern, y con los tres se ha tenido que vaciar para conseguir la victoria. Este es el año que más se lo merece el Atleti.
—A un tipo con nervio y brío, vallecano y boxeador, ¿le tiemblan un poco las piernas ante esa gran final?
—Las piernas te tienen que temblar siempre. A los grandes ganadores les tienen que temblar las piernas sencillamente porque sienten lo que hacen. Tienen pasión y les importa más que nada en el mundo. El día en que yo suba al escenario sin nervios y sin esa cosita en el estómago entenderé que ya no soy un profesional. Una final de Champions es algo tan grande que si no les tiemblan las piernas a todos, es que no tiene sentido.
—¿Quién es su futbolista fetiche?
—Todos los del Atleti me gustan. Del Madrid, Cristiano es un toro de Mihura con una pegada que lo flipas. Como jugador técnico, me quito el sombrero con Messi. Pero ya le he dicho que, para mí, el jugador rock and roll es Sergio Ramos, que además tiene una mujer preciosa, super heavy.
—¿Cree que Cristiano conoce a una banda como Obús?
—Por supuesto que Cristiano conoce a Obús. Le regalé mi disco a través de su hermana, de la que soy muy amigo porque nos conocimos en televisión. La hermana de Cristiano, Katia Aveiro, es una grandísima cantante y lo hace muy bien. Cristiano tiene cultura musical y conoce muchas bandas diferentes.
—¿Entre Zidane y el Cholo, con quién se queda?
—Difícil, porque me caen bien los dos. Los dos son rock and roll también. Soy más del Cholo, y no porque sea del Atlético, sino porque me gusta su genio, su pasión, la manera de entender el fútbol y de llevar ese vestuario. Y además, para colmo, tiene de ayudante al Mono Burgos, que tiene un grupo de rock.
—¿Con qué banda de música identificaría al Cholo y a Zidane?
—Simeone es como Obús y Zidane se parece más a Radio Futura. Zidane es duro, lo reconozco, pero un poquito más light que el Cholo. Uno que no es de mi cuerda es Luis Enrique, demasiado culé. Difícil de definir.
—¿Qué le queda por hacer en la vida a Fortu?
—Hago hasta el pino en los conciertos. Soy un culo inquieto aunque tenga 62 años. Todo es problema de cabeza, si psicológicamente estás bien eso te da fuerza para seguir adelante. He hecho de todo en esta vida: fútbol, boxeo, la música, saltos de trampolín... Ahora me tiro en acantilados, me he ido a vivir a Almería. He hecho televisión, supervivencia. Me encanta la aventura, buscarme la vida. Soy una persona que ha nacido para luchar y vivir al límite.
—Dice Germán que es usted un boxeador blandengue.
—Tengo poco de blandengue, la verdad. Sólo soy tierno en la cama. Yo he nacido para luchar y moriré luchando. Desde que era pequeño, ya nos dábamos tortas entre los chavales del barrio. Sé que voy a morir joven aunque sea con ochenta años, pero seré joven de mente. Moriré con las botas puestas, si puede ser encima de un escenario. Hay gente a mi edad que está en casa haciendo zapping y mirando a la parienta con desconfianza y pensando “dónde estoy”. No es mi caso. Yo no paro.
—Se le ve bien. ¿Se cuida especialmente?
—Me cuido bastante. He abandonado todo: la farlopa, los porros, todo. Por supuesto, en el mundo en el que me muevo y la gente que conozco, se puede usted imaginar que he probado de todo, nunca he sido un bendito. Pero también le diré que siempre he tenido una lucidez especial que me ha hecho tener los pies en la tierra y en muchos momentos me he dicho: “Fortu, hasta aquí”.
—Una banda vallecana de los ochenta... ¿cómo es posible que se colocaran en el número uno de las listas de éxitos?
—Cuando salió Obús y triunfamos, yo ya llevaba un largo recorrido. Había fundado tres bandas, en una de las cuales, por cierto, tocaba con el que fue coordinador general de Izquierda Unida, Ángel Pérez. He hecho de todo. Hicimos Obús sin ninguna intención de buscar el éxito masivo. Hacíamos la música que sentíamos y cantábamos las canciones que queríamos. Pero la gente recibió nuestro producto con mucho entusiasmo y cuando nos quisimos dar cuenta nos habíamos metido entre los grupos de más éxito.
—¿Qué pintaba un heavy de Vallecas en un reality de televisión?
—Voy a agradecer siempre a la televisión que me contrató el que me diera esa oportunidad. El primer programa para el que me llamaron fue el de los saltos de trampolín. Entonces tenía 58 años y la primera vez que me subí a diez metros, me puse de rodillas y casi estaba llorando, agarrado al borde como un águila. Nos pusieron profesores y psicólogos y poco a poco conseguí superar los miedos y a base de golpes le fui cogiendo el gusto. Se me ha quitado el miedo, he aprendido a saltar y he conocido un nuevo deporte que me ha cambiado la vida. Yo tenía un hábito exclusivamente nocturno, la gimnasia la hacía en las barras de todos los bares de Vallecas y ahora he cambiado radicalmente.
—¿Lo de ‘Supervivientes’ fue más duro o había mucha impostura?
—Para mí fue real pero hay ciertos personajes como la familia Pantoja o la Lomana que evidentemente no están ahí para hacer supervivencia. Para mí fue un reto saber qué aguante tenía mi cuerpo. Hice con mis manos cinco cabañas y hasta una cama de matrimonio. He comido escorpiones, tarántulas y mis compañeros alucinaban.
—¿En qué consiste ganar ese concurso?
—Pues no lo sé. Fui allí pensando en que el asunto era hacer supervivencia, buscarte la vida, hacer fuego, encontrar comida, ayudar a los compañeros... Pero parece ser que es otra historia. Yo veo ahora el programa y me siento avergonzado. Yo le di de comer a todo el mundo, les enseñé muchas cosas y sin embargo había gente como Rafa Camino que no se levantaban ni a mear y sin embargo duraban más que yo. Me quedé muy decepcionado.
—¿Cuándo se dio cuenta Fortu de que era artista?
—He sido artista toda mi vida. Tenía tanto empuje que con quince años conseguí llevar a mi banda de Vallecas al Festival de Benidorm. Nos metieron en un hotel de lujo del que acabaron echándonos. Desde muy joven decidí que tenía que ser cantante. Y lo que tendría que haber sido era futbolista.
—¡Qué dice! ¿Se le daba bien el fútbol?
—Le garantizo que si hubiera querido hubiera sido profesional del fútbol. Siempre de delantero, de estrella. Las estrellas son las que meten goles y yo metía más goles que nadie. Jugué mucho al fútbol en los equipos de mi barrio. Era muy batallador, un luchador, no tenía miedo a nada y me metía con el balón en la portería si hacía falta.
—¿Y por qué no siguió?
—Porque exigía mucho. Demasiado. Era joven y me tiraba más la noche, las fiestas, las chavalas y sobre todo la música. Es curioso porque entonces los que más molaban, los que ligábamos, éramos los artistas. Ahora son los futbolistas.
—La música también les dio a ustedes éxito y dinero.
—Con el rock no se gana dinero. Cuando nosotros pegamos el pelotazo en los ochenta no había dinero en el país. Para que se haga una idea, yo tocaba treinta veces al mes y debía ganar unos tres mil euros. Vale, sí, era dinero en aquella época pero es que dábamos un concierto cada día. No somos los Rolling ni ACDC. Ellos van más de finolis, pegan tres acordes y se llevan la tela. Nosotros nos dejamos la vida por monedas.
—Coinciden ustedes en los ochenta con la movida. ¿Se sentían un poco apartados de ese movimiento?
—Todo lo contrario. Los de la gran movida éramos los heavys. Porque nosotros llenábamos pabellones, campos de fútbol, plazas de toros y los otros tocaban en el ‘Rockola’ y en salas para cien personas. Fuimos la primera banda en reventar el antiguo pabellón de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, y eso sólo lo hacían las bandas de fuera. Ninguna de aquí se atrevió. Nosotros sí y arrasamos.
—¿Qué proyectos tienen?
—Ahora estamos dando varios conciertos y luego vamos a encerrarnos un tiempecito para sacar un nuevo disco con Universal. Después, cuando ya pase el verano, saltaremos el charco.
—¿Para cuándo las memorias de Fortu?
—Estoy trabajando en ello. Prepárense todos, porque va a estallar el Obús.