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ATLÉTICO DE MADRID | ALBERTO LÓPEZ SIMÓN

“Este Atlético de Simeone me ha enseñado a soñar en grande”

Alberto López Simón (Madrid, 1991) fue en 2015, torero del año, Tiago ‘sufrió’ en una de sus Puertas Grandes. Hizo tres en Las Ventas. ¿Su secreto? Una pasión: el Atlético.

Madrid
Alberto López Simón, en el Calderón.
Rafa Aparicio Diario AS

-¿Qué fue primero: el Atlético o el toreo?

-Del Atleti soy desde niño, como mi padre. De bebé me regalaron una equipación de Madrid y otra del Atleti y, recuerdo, con tres años o así, cogí todas las fotos en las que salía con la del Madrid y las destrocé...

-Y su padre, orgulloso, ¿no?

-Yo le decía: “Yo, del Atleti como tú, papá”. Y él me contestaba: “No seas tonto. Hazte del Madrid o del Barça, que te van a dar muchas alegrías”. Pero gracias a Dios no le hice caso.

-¿Toros ya veía?
-Sí (sonríe). En verano, me iba a Alicante con mis abuelos y, en San Fermines, nos levantábamos veíamos los encierros y, después, playa y desayuno. Me hacía mucha ilusión que hubiera toros por la tarde porque, si no, mi abuelo me ponía películas del Oeste y me aburrían (risas).

-¿Cuándo sintió que quería ser torero?

-Siempre he sido inquieto. De niño jugaba a fútbol, baloncesto, esquiaba... Pero fue a los 14 años cuando le dije a mi madre que quería torear. Ella se negó. “Yo no te voy a firmar ningún papel para que entres en una escuela taurina”, me decía, aunque al final accedió: “Venga, lo firmo...”. Pero lo hizo porque pensaba que se me pasaría. Pero no. Yo sabía que no.

-¿Por qué?

De niño recuerdo ir a una finca de unos amigos de mis padres y sentir cómo se me encendió una llama. Montaba a caballo, echaba de comer a los toros… Eso después desapareció. Pero a los 14 años descubrí que la llama seguía ahí, que la llamada del toreo era muy pura y real. Tenía a un amigo frito, siempre preguntándole cosas de toros. Fue él quien me lo dijo: “Eres muy pesado, ¿por qué no te apuntas a la escuela de Madrid?”. Ahí comenzó todo.

-Y en 2015 torero del año…

-2015 ha sido un año muy bonito. Y, fíjate, en la plaza, cuando surgen momentos complicados, a veces pienso en el Atleti del Cholo: si han conseguido lo que han logrado es porque nunca se dan por vencidos. Este Atlético me ha enseñado a soñar en grande: por difícil que parezca, si crees, y trabajas, se puede.

-¿Quiénes son sus referentes en el toreo?

-Cuando era pequeño veía vídeos de toreros antiguos y Manolete me cautivó. Tenía una personalidad arrolladora. Bastaba verle caminar por la plaza para saberlo. De los actuales, José Tomás es el que más me ha llegado y emocionado.

-¿Hay algo como Las Ventas?

-Las Ventas es impresionante, mi plaza. La temporada pasada, las tres Puertas Grandes en Madrid cambiaron mi vida, mi carrera. Todo se lo debo a esa plaza.

-Dice: “Un toro que entrega su vida merece la tuya a cambio”.

-Es una realidad. El toro es un animal muy especial. Cuando te pones delante, si te guardas algo, nunca te dará lo mejor de sí. Cuando te pones ahí has de entregar tu vida. Decirle: “Así soy yo y me entrego a ti”. El toro lo siente y te da las mejores embestidas. A veces se cobran su tributo, pero todo torero tiene que pagarlo.

-¿Lleva el escudo del Atlético encima cuando torea?

-Cuando estoy en la plaza no. Pero en la maleta siempre llevo cosas del Atlético. Voy con el chándal en los viajes, con camisetas que me han regalado...

-¿Cuál es el primer partido del Atlético que recuerda?

-Mi padre me llevó siendo muy pequeño al estadio. Yo apenas lo recuerdo, pero él me cuenta que ni dormí aquella semana de la emoción. Aquel día fui con mi mochilita, con juguetes, camiones, coches…, y en el minuto cinco, dice mi padre que me di la vuelta y me puse a jugar con los coches y ni caso al fútbol (ríe).

-¿Quién le gustaba?

-Kiko. Luego El Niño Torres. Salió y nos enamoró a todos. Todos soñábamos ser como él.

-Pues está otra vez aquí…

-Tuvo que ser muy doloroso para él tener que irse del Atlético. Cuando volvió me hizo una ilusión tremenda. Su final de temporada ha sido magnífico y, fíjate, yo siento que, para la final de la Champions, el destino tiene algo preparado para él…

-¿Cómo vivió la de Lisboa?

-En la grada. Recuerdo que, cuando llegó el 90’, no quería ni hablar. No quería ser gafe. Estaba en silencio, sólo oía los comentarios: “Esto no puede ser verdad, ganarle la Champions al Madrid...”. “Queréis callaros”, dije. Cuando marcó Ramos fue un palo tremendo.

-¿Lloró?

-De niño mi padre me vio llorar una vez por el Atleti y me dio una colleja: “Como te vuelva a ver llorar por el fútbol te arreo, con las cosas que hay por el mundo...”. Ese día aprendí y, por eso, en Lisboa lloré pero por dentro.

-¿Qué pálpito le da Milán?

-Sensaciones muy bonitas…

-Es amigo de varios jugadores, ¿no?

-De Gabi, Koke y Tiago, ¡me llevo con el centro del campo!

-¿Alguno le ha visto torear?

-Sí, Tiago vino el año pasado a una de mis Puertas Grandes en Las Ventas. Estuvo con el Profe Ortega y luego me decía: “No voy más. He pasado un miedo tremendo. No aguantaba los nervios”. Es para comérselo.

-Sufriría usted con su lesión esta temporada, ¿no?

-Fue un palo. Al principio no quería ni llamarle. Pero cuando hablé con él me dio una lección de entereza que me dejó mudo. “Alberto, estoy tranquilo, me ha tocado vivir esto pero lo superaremos. Lo importante ahora es recuperarme y afrontar lo que me ha tocado”, me dijo. A Miguel Ángel (Gil Marín) cuando le veo se lo digo siempre: “A Tiago hay que renovarle ya”. Tiene una calidad humana... Es impresionante, vital en este equipo.

-La semana pasada, precisamente, indultó un toro y se lo dedicó a Gil Marín...

-Sí. Fue en Jérez. “Quiero brindarte este toro por compartir pasión y corazón atlético y por la final del día 28”, le dije. Vamos a hacer algo grande, seguro.

-¿El gol de Ramos hace que sea más especial la posibilidad de revancha?

-No. El Madrid siempre es especial por quién es, no por el gol de Ramos. Si tenemos que ganar la primera Champions, ¿qué mejor que ante el Madrid? La vida te devuelve las cosas y este equipo se lo merece por todo su sacrificio y esfuerzo.

-¿Estará en la grada?

-¡No! ¡Justo toreo ese día! Es una faena. Hubiera sido bonito. Gabi me lo decía en la última semifinal: “Nos das suerte”. Ante el Bayern me invitó pero no pude llegar al Calderón hasta el minuto ocho y, justo cuando subíamos, escuchamos: “¡Gooool!”. El de Saúl. Luego me lo dijo Gabi: “¿Ves como tenías que venir? Fue pisar tú el estadio y marcar Saúl”. En Milán, le daré a algún amigo una camiseta para estar allí de algún modo.

-¿Es el gol que usted más ha celebrado en el Calderón?

-No. Fue el primero de Torres al Madrid, antes de irse. Hubo hasta una avalancha. Fue súper emocionante. Después hubo otros, títulos, clasificaciones, pero como aquel… (sonríe).

-¿Cuántas veces se ha arrepentido su madre de haber firmado aquel papel?

-Lo dice siempre: “Si lo llego a saber…”. Lo peor que yo llevo de ser torero es lo que hago sufrir a mi madre. Antes, que tenía 11 o 12 corridas al año lo llevaba, pero ahora, con 70, 80... “¡Vivía más tranquila!”, me dice. Pero en el fondo ella lo que quiere es que yo sea feliz y sabe que sólo hay dos cosas que me hacen serlo: torear y el Atleti.

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