CAFÉ, COPA Y FÚTBOL | BELÉN RUEDA
"El Atlético va a llevarse la Champions y el Madrid, la Liga"
Belén Rueda, exquisita, y moderna derrama aroma de talento. Sacude la escena con el glamour contenido que prende en las divas con temple. Madridista de cuna.
¿Qué siente al aparecer a toda página en el Diario AS?
—Ante todo, extrañeza, no estoy acostumbrada a aparecer en estos medios y mi relación con el fútbol es más bien familiar. Mi hija pequeña jugaba al fútbol, es del Barça, mientras que su padre es muy merengue, con lo cual es maravilloso verles juntos viendo un partido. Y cuando me vean en el AS van a alucinar.
—¿Cuál es el equipo de sus amores?
—Mmmmmm… (duda), el Real Madrid, por cariño a mi padre. Recuerdo que cuando nos trasladamos a vivir a Alicante mi padre, muy merengue, me decía para protegerme: “Cuando te pregunten en el colegio que de qué equipo eres, tú diles que eres del Hércules”.
—Sin duda, en el aspecto futbolístico, la suya es una extraña familia.
—Y tan extraña. En mi caso, yo no soy una forofa loca del fútbol como lo es mi hija con el Barça o su padre, Dani Écija, con el Real Madrid. Insisto en que es un espectáculo verles juntos durante la emisión de un Barça-Madrid.
—¿Su hija se hizo culé por un descuido del padre?
—Supongo que sí, hay un descuido muy grande. También ocurre que, a veces, algunas compañías se cruzan en las sombras y pasa lo que pasa. Pero al final, padre e hija, creo que se lo toman con humor, eso espero.
—La emisión de la nueva temporada de ‘La Embajada’, serie que protagoniza, coincide en hora con la Champions. Ahí el fútbol es el gran enemigo.
—Pues sí, recuerdo que antes, cuando sólo estaba TVE, el único día de fútbol era el domingo y cuando se retransmitía un partido en la otra cadena, el UHF, emitían un programa que se llamaba La danza. ¿Qué se veía en mi casa? ¡La Danza! Cuando estás haciendo televisión y sufres el asunto de las audiencias, el fútbol te hace daño, pero en fin.
—¿Dónde cree que reside la gran fuerza de un fenómeno como el fútbol?
—En gran parte del planeta parece como si los niños nacieran con una pelota bajo el brazo. Es un deporte que se puede jugar en cualquier sitio, ahora menos, pero cuando éramos pequeños el fútbol se jugaba en la calle, entre los coches que pasaban. Forma parte de nuestra cultura, es inevitable, dejando al margen la gran cantidad de dinero que mueve.
—Leí en una revista que Belén Rueda es lista, maja y tiene pinta de gustarle el fútbol e irse de cañas, ¿está de acuerdo?
—Lo diría un buen amigo. El fútbol me gusta en directo, es verdad. En televisión lo suelo seguir menos porque suele coincidir con la emisión de alguna serie mía o mis horas de estudio. Bueno, cuando juega la Selección un Mundial o la Eurocopa sí lo veo.
—¿Qué futbolista le estremece especialmente?
—Pues no sé, estremecerme, estremecerme… ¡qué cosas! Una vez me invitaron a ver un partido en el Camp Nou, estadio que no había visitado nunca. Era un Barça-PSG, y estaba ahí, junto al césped, casi podía tocar a los jugadores. En la primera parte iba perdiendo el Barça con Messi en el banquillo. Luego salió el argentino y remontó el encuentro y, de verdad, me impresionó el chaval. Cómo un solo jugador podía ser capaz de dar la vuelta a un partido. Me pareció fascinante. Además, al verlo tan cerca, impresiona más.
—¿Qué le viene a la cabeza cuando ve cómo enloquecen los hombres con el fútbol?
—Yo soy muy apasionada, si me pierdo un partido no me pasa absolutamente nada pero cuando veo uno en directo me meto hasta el final. Una vez, fui con Emilio Aragón a ver uno de baloncesto, deporte que también me gusta mucho, y ante mis aspavientos furibundos, voces y demás, me decía el pobre Emilio que le estaba haciendo pasar mucha vergüenza. Con el fútbol me ocurre igual o más cuando presencio un partido. Así que tengo que entender que los hombres se enerven a causa del fútbol porque a mí me pasa lo mismo.
—Habla del Real Madrid, del Barça, pero del Atleti no ha dicho nada.
—Pues lo digo ahora. Mi tío, al que adoro, era del Atleti y recuerdo en mi casa las discusiones entre mi padre y él cuando se enfrentaban los dos equipos. Cuando vienen a mi cabeza esos momentos, entonces sí que me estremezco de verdad. ¡Era la guerra! ¡Qué tensión! Tiene mucho valor lo que está consiguiendo el Atlético de Madrid; y su afición, no digamos.
—¿Quién va a ganar la Liga y quién la Champions?
—El Atleti va a ganar la Champions, y el Madrid la Liga. Lo siento por mi hija, la pobre, pero el Barça este año se queda sin nada.
—Ha afirmado que el cine es cruel con las mujeres, ¿lo dice también por usted?
—Es cruel con las mujeres de una cierta edad, sí. Parece que a partir de los cuarenta ya no puedes hacer personajes interesantes, con lo que no estoy nada de acuerdo. Yo tengo la gran suerte de seguir trabajando, pero no es habitual entre otras actrices. Creo que con los hombres la situación no es tan crítica.
—¿En algún momento se sintió maltratada?
—He de reconocer que he sido bastante afortunada en este oficio pero, no sé, cuando estaba en televisión presentando con Emilio Aragón y después de un tiempo de preparación, cuando decidí pasar a la interpretación, me dieron fuerte. Decían que estaba enchufada por ser la mujer del realizador Daniel Écija, una intrusa, en fin, situaciones que te toca vivir. Las cosas se fueron calmando con el tiempo. Hay barreras que vas quitando y a las que tampoco hay que dar mucho bombo.
—¿Por qué cree que le va tan bien en su oficio?
—Supongo que ocurrirá igual que en el fútbol: trabajo, conocimientos y mucho entrenamiento. Si tienes un don pero no hay dedicación eso expira pronto.
—Hablando de entrenamiento, se le ve estupenda, ¿qué deporte practica?
—Me gustan todos los deportes aunque no hago ninguno bien. Cuando tengo tiempo libre me encanta montar en bicicleta.
—¿La estática?
—¿Tengo pinta de bicicleta estática? No, para nada. Me gustan los deportes al aire libre. Te puedo decir que cuando puedo hago 20 kilómetros al día de bicicleta.
—¿Es más rodadora o más escaladora?
—Más bien rodadora, pero me apunté con un grupo de ciclistas que solían ir a la sierra de Madrid y se sufre mucho, sobre todo en las bajadas, es peligroso. También me encanta esquiar.
—Empezó en televisión entre el jolgorio de las ‘Mama chicho’ y el ‘Cacao maravillao’. ¿Qué le queda de esa época?
—¡Uy, Vip noche!, pues me queda un recuerdo maravilloso. Fue en 1990, en Tele 5, empezaban los canales privados y la mayor parte del equipo técnico se estrenaba en el oficio por lo que se perdonaban muchas cosas. Guardo un gran recuerdo de entonces porque todos éramos muy jóvenes, teníamos mucho tiempo y mucha dedicación.
—Estrena la comedia ‘La noche que mi madre mató a mi padre’, ¿de donde le viene esa vis cómica?
—Es cierto que yo empecé en el cine haciendo un drama pero ya estaba en televisión con Los Serrano, una comedia en la que yo cargaba con la parte más seria. En esta película la directora, Inés París, me dijo que quería que yo fuera la que se desmadrara por completo. La comedia es, ufff, es casi matemática pura. Tienes que tener un ritmo muy concreto y he tenido la suerte de cruzarme con una directora que es una maestra.
—¿En qué género se ve más segura?
—A mí lo que me gusta es un buen proyecto. Y eso consiste en un buen guión, un director o directora con la que te sientas bien, un reparto adecuado… Esta última película que he hecho es una comedia y os puedo asegurar que he sufrido muchísimo.. (ríe). La comedia tiene un ritmo y yo no estoy acostumbrada a eso. Cuando el peso de la comedia recae sobre ti no te creas que es tan fácil hacer reír. Y, además, se requiere mucha energía.
—Debutó en el cine con ‘Mar adentro’, ¿le temblaron las piernas?
—Bastante, lo confieso. Era un mundo totalmente nuevo para mí. Pero me sentí muy arropada. Alejandro Amenábar se portó muy bien y todo el equipo de la película me advertía de que el buen rollo que estaba viviendo no era el habitual en un rodaje. Se creó una magia especial y nos hicimos todos muy amigos.
—¿Qué temperatura cree que tiene ahora el cine español?
—No la tiene mala teniendo en cuenta que ha conseguido sobrevivir a todos los ataques que ha recibido de todos los lados. Cuando hay una crisis económica parece que la cultura es la primera víctima. Se queda uno sin ayudas y busca inversores, éstos aceptan el reto y cuando todo parece que va funcionando, vuelven a darnos el palo con otra subida de impuestos. Es horrible, pero a pesar de todo en España tenemos a gente muy creativa, guionistas, directores impresionantes porque consiguen hacer con la mitad de la mitad de los presupuestos de otros países obras maravillosas.
—De todas las sorpresas que le ha dado la vida, ¿ser estrella de cine ha sido de las más grandes?
—Sí, nunca lo habría imaginado. Cuando eres adolescente y estás en la confusión mental de tener que decidir hacia donde te diriges este oficio de actriz me apasionaba pero pensaba, a la vez, que era imposible. Con 16 años hice un curso de interpretación en Alicante y cuando terminé tenía claro que ser actriz era algo inalcanzable. Aún así, se te queda algo clavado muy dentro, y cuando pasan los años y ves una rendija, una pequeña oportunidad para alcanzar ese sueño, te lanzas. Y eso me pasó a mí. Nunca pensé que iba a poder vivir de esta profesión.
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