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VALENCIA 0 - VILLARREAL 2

El Villarreal irá a Anfield como nuevo equipo de Champions

Conquista Mestalla con goles de Samu y Adrián y se asegura matemáticamente la cuarta plaza. El Valencia, una sombra de lo que fue, se queda a 20 puntos de su rival.

El Villarreal irá a Anfield como nuevo equipo de Champions
Juan Carlos CárdenasEFE
LALIGA

Liverpool - Villarreal en directo

Solo con ver el banquillo del Villarreal, quedaba claro en qué partido estaba pensando (más) Marcelino. A su lado estaban, entre otros, Bruno, Bakambu y Denis Suárez. Todos ellos serán titulares ante el Liverpool. Pero donde hay equipo, y el Villarreal lo es, lo de menos son los individuos. Desde el capitán hasta el utillero tienen clara la filosofía. Sirva como ejemplo Rodrigo, que a sus 18 años se estrenaba como titular en Primera y se hizo fuerte en el centro del campo como si llevara toda la vida junto a Trigueros. Por ello en Mestalla el Submarino jugó como siempre. Por ello dejó el sello que le ha llevado a ser con dos jornadas de antelación matemáticamente de Champions vía Liga y a estar a 90’ en Anfield de vivir su primera final. 

La superiodad como conjunto del Villarreal fue más palpable tras el gol de Samu García, que definió con precisión en los alrededores del punto de penalti ante la inoperancia y la mirada de hasta cuatro defensas blanquinegros. El Valencia, a partir de ahí, se dio de bruces con el muro de Marcelino, que ya ha dejado con la de ayer en 25 ocasiones su portería a cero, que se dice pronto.

A Parejo le hicieron estar espeso y ni por dentro con André Gomes ni por fuera con Mina y Rodrigo, más las idas y venidas de Cancelo y Siqueira, encontraban lugar por el que ‘saludar’ los de Ayestarán a Areola. Por contra, nunca mejor dicho, la velocidad en la transición defensa-ataque del Submarino hacía presagiar lo que sucedió tras un pase en profundidad de Soldado a Adrián, al que no le amedrantó lo más mínimo Diego Alves. 0-2 y con Peter Lim en su palco.

Soldado, en quien un sector de Mestalla cargó la ira que le provocaban los suyos, estuvo cerca de hacer el tercero. Soldado, por cierto, se retiró entre pitos y aplausos. Pero lo hizo tras dejar constancia en el terreno de juego de por qué es imprescindible para Marcelino más allá de que lleve solo cinco goles en este campeonato. Su misión en el Villarreal es más la de presionar, oxigenar y asistir. Diez pases de gol lleva con los dos de ayer.

Del Valencia, mientras, solo se puede mencionar una ocasión de Rodrigo Moreno al filo del descanso. De hecho, ahí se agotó cualquier opción blanquinegra de meterse en el partido. Lo del Valencia fue una oda al juego de improvisación. A no saber cómo meterle mano al rival. Llegaba hasta donde el Villarreal le dejaba llegar. Y ninguno de sus futbolistas que deben marcar las diferencias estuvo acertado. Lo de André Gomes fue casi desquiciante. Con el fútbol aterosa este chico y el poco rendimiento que se le está sacando y/o saca él últimamente. Está sin estar que es peor que no aparecer.

Cheryshev

Y así, con Mestalla vaciándose por momentos, bajo el manto de un proyecto bien parido y el quiero y no puedo del otro, transcurrió hasta su conclusión el duelo estrella de la Comunitat, que para los amantes de la estadística se tiñe de amarillo (12 victorias del Villarreal, 9 empates y 11 triunfos ches). Ni Cheryshev, el deseado por unos y otros para el curso que viene y que para su desgracia volvió a lesionarse solo 21’ después de reaparecer tras dos meses en el dique seco, pudo equiparar una desigualdad que viene de lejos. Del verano pasado. Quizás de más allá, porque desde que Marcelino está en el banquillo de El Madrigal, por el de Mestalla han pasado, tomen asiento y nota, Pellegrino, Valverde, Djukic, Pizzi, Nuno, Voro, Gary Neville y Ayestarán.

Paso atrás por cierto del vasco en su captación de adeptos para su renovación. Era un día para decir ‘aquí estoy yo’ y no fue así. La suplencia de Alcácer, uno de los pocos que de verdad se juega algo en lo individual, fue algo que no se entendió. En parte porque Negredo no dio razón alguna a tal decisión. La noche dejó una imagen que hablaba por sí sola: los de Marcelino celebrando con su gente ser de Champions mientras los blanquinegros estiraban piernas como meros espectadores. El Villarreal viajará a Anfield con la maleta a rebosar de ilusión y los deberes hechos en Liga. Enhorabuena.