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SEVILLA 2 -BETIS 0

El Sevilla reina otra vez en el derbi ante un Betis invisible

Gameiro, de cabeza, y Coke, con un golazo, plasmaron la superioridad de los de Emery en la segunda parte. Sin noticias de los de Merino a partir del minuto 20.

Coke celebra el 2-0.
Coke celebra el 2-0.Julio MuñozEFE
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Imponiendo la ley del más fuerte, el Sevilla se llevó el derbi, uno más, por inercia. Mientras el Betis se diluyó como un azucarillo, su rival creció, tuvo la voluntad de ganar y masticó el partido hasta que encontró los goles en la segunda parte. Un cabezazo de Gameiro, el rey de los últimos derbis, y un tirazo espectacular de Coke desde fuera del área que desató al sevillismo. Sin grandes asuntos pendientes en la Liga, era un derbi para la gente de la calle y acabó de nuevo entre olés de los locales, que acercaron una nueva participación europea y, de paso, tuvieron tiempo de mirar de reojo el partido ante el Shakhtar. Al Sevilla, sin pisar el acelerador ni hacer ningún alarde, casi le obligó a ganar la incomparecencia de los de Merino.

El Betis ofreció demasiado poco como para resultar temible. Tuvo una puesta en escena prometedora. Se apoderó del balón e hizo sentirse incómodo al Sevilla, pero después de una caída de Musonda en el área que Velasco no consideró penalti (lo más polémico del partido junto a otra caída de Gameiro que tampoco lo pareció), se hizo invisible y ya no volvió a dar señales de vida. Joaquín, Dani Ceballos y Rubén Castro, el talento verdiblanco en el campo, estuvieron desaparecidos. El partido fue volcándose con los minutos hacia la portería de Adán a pesar de que el Sevilla tampoco anduvo sobrado de brillantez. El Betis sufrió una barbaridad en la estrategia. Krychowiak rozó el gol un par de veces y Konoplyanka, voluntarioso pero algo inconsistente, también probó a Adán. A balón parado, el Sevilla lo remataba todo.

El Betis se quedó, además de sin fútbol, sin gasolina. Así que en una transición, Nzonzi, que ha crecido en el tramo final de temporada, apareció por el sector izquierdo y buscó Gameiro, ídolo del sevillismo. El francés, que ya lleva 25 goles esta temporada, cabeceó a placer y la tarde quedó para el disfrute del Sánchez Pizjuán, que explotó definitivamente con el zapatazo de Coke. Ahí acabó un derbi que el Sevilla se lleva hace tiempo por inercia. Adán, portero con buenas manos y cabeza fría, lo admitió así de crudamente al final del partido: “Están por encima”. A día de hoy, la realidad del fútbol en Sevilla se escribe así.