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ESPANYOL-CELTA

Alejan el descenso de zamorana

El Espanyol no logró atajar la permanencia con una victoria, podríamos decir que alejó el peligro como lo hacía el meta perica homenajeado en Cornellà-El Prat.

Barcelona
Pau López.
DANI AZNAR

Un paso más. Un punto divino, no definitivo, pero sí reconfortante, porque el Espanyol corta su mala racha y recupera una versión más aproximada a la que es su mejor de la temporada. Un punto que le permite al equipo de Constantin Galca acercarse más al objetivo de la salvación, que se está haciendo más larga que la construcción de Cornellà-El Prat. Un punto que honra la memoria de Ricardo Zamora, cuyo 1-1 es idéntico al de su estreno, un guiño en un partido en el que los porteros no fueron protagonistas, ni para bien ni para mal. Podríamos decir que el Espanyol ayer despejó con una zamorana el descenso, no lo atajó porque no logró la victoria, pero al menos alejó el peligro una jornada más.

Emoción. Fue un partido transparente, entre dos equipos que se complementan porque uno juega y otro destruye, y mientras uno corre aprovechando los espacios que deja el rival el otro los intenta encontrar moviendo el balón. El Celta demostró su dominio del juego y su trabajo colectivo, pero se estrelló contra esa fortaleza perica que se planta en mediocampo y que corta las neuronas. Es entrar en ese bosque de camisetas blanquiazules y no ver ni un resquicio de luz. Algo que sí encontró el Espanyol en las botas de Hernán, Gerard y Asensio, quienes viven en una anarquía permanente, su mejor estado de bienestar.

El gol 200. El gol perico liberó al mallorquín, que pasa a formar parte de la breve historia de Cornellà-El Prat. Se trata del 200 que marcan los blanquiazules en un partido en su estadio desde que Ben Sahar anotara el primero el 23 de septiembre de 2009 ante el Málaga, minutos antes de que naciera Martina, la hija de Dani Jarque. El gol 100 fue obra de Javi López, quien también ha dejado su huella pese a no destacar en esta faceta del juego. En un partido para la historia como fue el de anoche, por el merecido homenaje a Zamora, no podía faltar que llegara esta efeméride.

El futuro. Aunque no tuvo excesivos problemas al margen del implacable tanto de Aspas (le ha metido cuatro goles al Espanyol en apenas 14 meses), Pau fue protagonista con esa emblemática zamarra. Un portero con clase y con futuro. “No hemos tenido un portero así desde hace 50 años”, dice Coco Bertomeu. “Hay que respaldarlo entre todos”, añade. En un Espanyol falta de símbolos, y con una propiedad extranjera, jugadores así son básicos para fidelizar. El próximo año debería ser uno de los capitanes, como Gerard.

Memoria perica. En una fase de la Liga en la que salvo catástrofe —y salvo sueños húmedos en el Camp Nou— no quedan más retos, el club pasa otra hoja del calendario, como podría haber pasado la de cinco cursos atrás, amarillentas, insulsas. La memoria ha estado presente en el último año, con homenajes como a los diez años de la Copa, el estreno del RCDE Tour y el homenaje a Ricardo Zamora. El Espanyol es grande también por personajes más anónimos, que nos han dejado estos días, como Víctor García y Antonio Arcas. Seguro que vieron el partido junto a Zamora.