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LEGANÉS 4 - VALLADOLID 0

El Leganés golea al Valladolid y recupera el liderato

Omar y Guillermo lideraron la segunda mayor goleada de la temporada en Butarque. El Valladolid perdonó en la primera parte y dimitió en la segunda.

El Leganés celebra el gol de Guillermo.
JESUS AGUILERADIARIO AS

El Leganés vuelve a ser el líder de Segunda División después de endosar a un vaporoso Valladolid la segunda goleada más amplia lograda por los pepineros en lo que llevamos de curso. Un 4-0 que corta su mala racha de cuatro partidos consecutivos sin vencer y que, de paso, prolonga la negativa de los visitantes, con tres duelos encadenados sin conocer la victoria. Una condición de liderato que se mantendrá al menos hasta que el Alavés decida lo contrario en el duelo que esta tarde juegan frente al Tenerife.

Y por regresar, no sólo regresó anoche el liderato a Butarque. También lo hicieron las señas de identidad que transformaron a este equipo, al Lega, en un conjunto casi imbatible allá por el mes de febrero. Velocidad, desborde, pegada...los madrileños lo tuvieron todo por recuperar precisamente a casi todos. El retorno de los lesionados fue clave y en especial de dos ex del Valladolid. Omar y Timor se echaron a la espalda el equipo en un duelo que no empezó con visos de acabar como lo hizo.

Fue la primera parte un cruce de conceptos futbolísticos, de maneras de entender este deporte. La del Valladolid, directa y efervescente, cabalgando a lomos de contras dinámicas que olían a pólvora y que desató un Mojica irrefrenable. El colombiano percutió con gula la banda derecha de los pepineros y fruto de sus centros nacieron las mejores ocasiones pucelanas, la mayoría para dormitar en las botas del reaparecido –y perdido- Juan Villar. El extremo se empeñó en marrar uno tras otros los regalos de su compañero. La oportunidad la más clara la malgastó en el minuto cuatro, cuando se plantó solo delante de un Serantes que despejó con la rodilla el remate. Luego más. Bastantes más.

Tanto es así, que si por ocasiones hubiera sido, el Valladolid debería haber llegado al descanso al menos con empate. Pero el fútbol es más que eso. También es posesión y criterio. El Leganés decidió transformar ambos ingredientes en la mejor receta para cocinar a fuego lento su ventaja inicial. Un guiso de buen fútbol que especió con cayena y pimienta Omar Ramos. Quizá movido por su pasado como vallisoletano, el de Tenerife volvió tras su lesión para marcarse uno de sus mejores partidos del curso. De sus botas nació el centro con el que Guillermo cabeceó el 1-0 (solo de marca, por cierto) y de su cadera, el amago con el que dejó en bandeja el 2-0 a Gabriel al filo del descanso.

Quiso la fortuna que otro ex de Pucela, Sastre, sentenciara el resultado apenas iniciado el segundo acto. Porque ella, la fortuna, tuvo mucho que ver en el gol. El mallorquín ejecutó una falta en el pico derecho del área grande con la intención de meter la bola al primer palo. Allí apareció Szymanwoski, pero el argentino se agachó y dimitió de su remate. La bola siguió su camino. Y acabó dentro para sorpresa de un despistado Kepa. La goleada ya era una realidad. El final del partido, también. Por delante ya sólo quedaron 40 minutos de trámite, de amistoso en plena fase vital de la temporada.

Un tiempo que se invirtió en ovacionar a Garitano por tantos milagros como el de anoche o para reconocer el mérito a un Omar que se llevó el aplauso del partido. También hubo fuerzas para acordarse del Getafe, pitar a Manu del Moral por su pasado azulón e incluso para hacer chanzas con el aparatoso gorro de rugby con el que compareció Bustinza, aún aquejado de un golpe sufrido en Mallorca. ¿Y el fútbol? El fútbol quedó en segundo plano hasta que Szymanowski se fabricó un gol de dibujos animados, el del 4-0. El resto fue puro condimento intrascendente para una noche de risas blanquiazules y penitencia violenta.