Decidió Rubén Castro, el Messi de los humildes
El canario hace su decimoséptimo gol, de los 29 que lleva el Betis, y da media salvación a su equipo. El Levante, mejor durante muchos minutos, más colista.
Las finales las suelen ganar los cracks y eso pasó, que decidió el futbolista más decisivo de los 22 que había sobre el campo: Rubén Castro. Un Messi, o un Cristiano, entre los humildes. Casi se firmaba el empate en el Villamarín porque no había merecido más el Betis pero en la recta definitiva volvió a aparecer el implacable olfato anotador del delantero canario, que convirtió su decimoséptimo gol de 29 que lleva el Betis y le dio más de media permanencia al equipo verdiblanco. El Levante, mejor durante muchos minutos, permanecerá último y podría acostarse mañana hasta a seis puntos de la salvación. Un mundo que tendrá que afrontar con la escasa moral que deja no ser peor que tu rival y marcharte a casa de vacío.
¿Quién llegaba como colista, el Betis o el Levante? El público del Villamarín comenzó el partido silbando cada acción de Verdú y terminó la primera parte dedicándole una sonora pitada a su equipo, incapaz de rematarle con peligro a Mariño. Activo en el inicio, Charly Musonda se fue diluyendo, incapaz de asociarse en ataque con fluidez.
Aficionados granotas se echaban las manos a la cabeza antes del partido por una doble y revolucionaria decisión de Rubi: dejar a Morales y Deyverson, sus dos hombres más veloces y quizá desequilibrantes, fuera del once inicial. Sin ellos no hubo vértigo, pero sí un mayor control gracias seguramente a la superioridad granota en el centro del campo, con Simao, Camarasa y Verdú maniatando al Betis entre líneas.
Joan Verdú Fernández volvía a Heliópolis con el ominoso descenso de hace dos años, del que fue uno de los protagonistas mejor pagados, aún en la memoria colectiva del beticismo. A los siete minutos el esta vez mediapunta catalán (ahí jugó) se plantó ante Adán para confirmar que le correspondía el papel de hombre del momento y el lugar. Su desviadísimo disparo no le afea una buena primera parte. De sus botas salieron las mejores acciones del Levante, el único que creó peligro hasta el minuto 60. Joan le dio dos buenos pases interiores a un activo Rossi, el primero de ellos con disparo fuerte al lateral de la red; lanzó Una falta que se marchó por encima del larguero; y botó un córner que cabeceó Medjani para obligar al paradón de Adán y demostrar que los verdiblancos son poco o nada sin el portero madrileño, que enmendó sus dos últimos malos encuentros, y sin los goles de Rubén Castro.
El canario casi marca, o al menos asiste, cuando se llegaba al 60', tras un inicio de segundo tiempo en el que el Levante llegaba menos pero mantenía el control de un partido con ritmo de Liga menor, digno de un Betis que salvo desastre se quedará en Primera, pero con una muy mediocre temporada, y de un Levante al que le faltan muchas cosas. Lo que más, el crack: un delantero como el que, otra vez, le dio tres puntos de oro a su equipo cuando no los merecía: Rubén Castro.