Rosell dice Roures le chantajeó con querellarse por espionaje
El expresidente del Barça declaró en el Juzgado de Barcelona por la querella interpuesta por Jaume Roures, de Mediapro. Lo relaciona con la venta de derechos de televisión.
Sandro Rosell, expresidente del Barça, junto con Pau Molins, su abogado, acudió puntual a la vista privada programada en la sala de vistas 117 del Juzgado de Instrucción número 8 de Barcelona. Debía declarar por la denuncia de espionaje interpuesta por Jaume Roures, uno de los máximos responsables del grupo de comunicación Mediapro. También se personaron Joan Carles Raventós, actual director de las secciones del Barça, y Robert Cama, ex responsable informático de Mediapro. Este último fue contratado por el club azulgrana, una vez fue descubierta la trama de espionaje. Los tres declaran como investigados.
Palabras del abogado tras la declaración: "La querella de Roures responde a una represalia personal por haber tomado decisiones cuando era presidente y no haber aceptado la prórroga del contrato televisivo". "El señor Rosell ha dado un relato alternativo. Lo ha negado todo: que exigiese los correos de la cuenta de Roures y que se llevase a cabo espionaje industrial". "Rosell ha explicado que Roures le amenazó en diciembre del 2011 con que si no ampliaba el contrato televisivo le pondría una querella", asegura Molins.
Jaume Roures denunció los hechos el pasado mes de febrero, en una multitudinaria conferencia de prensa en la que explicó lo sucedido, la investigación interna que hizo Mediapro, que había descubierto los movimientos de Cama, que incluso llegó a pinchar servidores informáticos instalados en la sede central del Mediapro, en la Diagonal de Barcelona. De esta manera, según se denunció y ahora deberá juzgarse, tenían controlado, entre otras muchas cosas, el correo público y privado de los gestores (y mucha más gente) del grupo de comunicación, algo que en su día ya fue explicado a los trabajadores de Mediapro. Además, según Roures, hubo un delito de hurto agravado, cosa que puede acabar de complicar un poco más las cosas.