El mal de altura frena por tercera jornada consecutiva al Leganés
Los de Garitano volvieron a encallar faltos de ideas frente a un Elche conservador que se conformó con buscar alguna contra.
El Leganés sumó su tercera jornada consecutiva sin lograr la victoria después de empatar sin goles ante el Elche y se une a la epidemia que asola la zona alta de la tabla, ésa por la que la mayoría de escuadras que han habitado en zonas de privilegio se han desinflado tras probar el mal de altura. Resultado que, con todo, no impide a los de Garitano seguir en el liderato, pero que despierta dudas sobre su capacidad para gestionar la presión de la primera plaza. Porque ante la escuadra de Baraja, los blanquiazules dieron muestras para generar juego y no crearon ni ocasiones ni fútbol como para llevarse los tres puntos.
Aún no había empezado el partido y una sensación extrañaba impregnaba un Butarque a medio gas. Hubo magnífica entrada, sí, pero nada como la locura de los últimos partidos. Las vacaciones de Semana Santa destensaron el ambiente. La alineación del Leganés, con más rotaciones de las habituales, alimentó el runrún. Rubén Peña, tocado con problemas musculares, se cayó de la lista. La otra gran novedad fue la presencia de Galarreta en el doble pivote. De semejantes polvos no cuajó un buen lodo.
Los primeros 45 minutos fueron simplemente prescindibles. Acartonado quizá de nuevo por la presión, el líder no ofreció su mejor cara. Tampoco ayudó un Elche agazapado para salir a la contra frente al dominio inerte de los pepineros. Resumen: apenas tres ocasiones de peligro en acto inicial, la más clara en la botas de Szymanowski tras un buen disparo de Galarreta.
Al descanso Garitano perpetuó una manía que va camino de convertir en tendencia, la de sus cambios tempraneros. Eizmendi y Luis Ruíz, inéditos en las últimas jornadas, entraron en lugar de Gabriel y Albizua. Minirevolución que apenas mutó la tendencia generalizada del choque. Es más, los roles de ambas escuadras se agudizaron. Siguió teniendo la pelota un Leganés con algo más de mordiente (Borja Lázaró un par de buenas ocasiones), pero sin suerte de cara a puerta frente a un Elche conformista que alimentó sus esperanzas de gesta en galopadas aisladas y faltas puntuales cerca del área de Serantes.
Y en estas hizo acto de presencia el colegiado, Figueroa Vázquez, quien, a instancias reiteradas de su cuarto árbitro, expulsó al preparador físico del Lega y caldeó el ambiente de un ya molesto Butarque. No fue la mejor tarde del trencilla. Tampoco la de un Leganés que murió ahogado en la orilla del área ilicitana que cercó en los últimos minutos más por corazón que por fútbol o cabeza.