Keylor: la fe que resguarda la portería del Real Madrid
Si hay un madridista que vive intensamente la Semana Santa, ése es Keylor. Lee La Biblia a diario, recita pasajes y reza sobre el mismo césped: "Me insultan, pero no me importa".
"¡Gracias, Señor!", fue el grito de Keylor Navas, presa de la euforia y con los ojos cerrados, tras parar el penalti a Gameiro en el Real Madrid-Sevilla. Después, se acordó también en la flash interview de su mentor en Valdebebas, el preparador de porteros jefe Lluis Llopis. Primero lo divino, después lo humano. Porque si hay un futbolista que circunscribe todos los planos de su ser a la religión, ése es Keylor. En lo bueno, el éxito ahora en el Real Madrid, y en lo malo, como cuando se vio a minutos de irse al Manchester United. O cuando jugaba en Segunda B en el Albacete o después, al ser el suplente de Munúa en el Levante...
El portero tico fue abandonado por su padre de crío y superó ese trauma apoyado en sus abuelos, Juan Gamboa y Elisabeth Guzmán. En su casa de Juan Zeledón, una ciudad muy modesta del sur de Costa Rica, manda Dios. Y Keylor se empapó de ello. «Desde que era muy pequeñito, desde los 6 años, tengo una oración. Le pido a Dios que no me pase nada durante el partido y que me libre de una lesión a mí y a mis compañeros, del resto ya nos encargamos nosotros...», reveló en el programa ‘El Larguero'. Su conocido ritual de rezar, con los ojos cerrados y los brazos en cruz, antes del pitido inicial le ha supuesto insultos desde la grada rival. No se arredra. "Me dicen que soy un gilipollas y que Dios no existe. Gálatas 1-10 es mi pasaje preferido. '¿Acaso yo busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Piensan que quiero congraciarme con los hombres? Si quisiera quedar bien con los hombres, no sería servidor de Cristo", ha recitado en alguna entrevista. Keylor no sólo lee y recita a diario pasajes de La Biblia, tanto de puertas hacia adentro como en sus redes sociales, gusta de congregarse con otros fieles evangélicos y su familia es católica. Aunque ahora ya no puede hacerlo con la abierta naturalidad con la que se movía en Valencia. Allí, siendo portero suplente del Levante, gozaba de un cierto anonimato y colaboró con la Asociación Solidaria Bona Vida además de acudir como un reloj a la iglesia evangélica del municipio valenciano de Alboraya. Ahora en Madrid se mueve con más cuidado para no llamar tanto la atención y se le ha vinculado con la iglesia evangélica de Salem, bastante conocida en la capital, y a la que acudía Kaká, exmadridista ilustre y conocido atleta de Cristo. Esa actividad como parroquiano la tan interiorizada que incluso conoció a su mujer, la exmodelo Andrea Salas, en una iglesia. Ella le lleva habitualmente al Bernabéu antes de las concentraciones y además del beso de rigor le despide santiguándole.
En un mundo lleno de tentaciones, ahora vive en la exclusiva La Finca, conduce un Lamborghini Gallardo blanco (precio mínimo: 181.000 euros) y está pendiente de una negociación para renovar con la que casi doblaría su actual sueldo (2,5 millones por temporada). Pese a ese modus operandi prototípico en muchas estrellas del deporte, asegura no ser esclavo de los bienes materiales. "Si usted endiosa al dinero, entonces no puede ser hijo de Dios", entonó en una entrevista, recitando: "Todos pecamos, pero intento ser una persona correcta. El dinero es importante, pero hay que ver para qué lo queremos. El día que ponga el dinero primero, entonces estoy siendo incorrecto...". En todo caso, se ha quedado como el principal estandarte religioso de la plantilla blanca tras la marcha de Chicharito, aficionado también a rezar de rodillas sobre el césped, y Lucas Silva, evangélico al igual que Keylor. Mientras De Gea sigue siendo objetivo madridista para el próximo verano pese al buen hacer del costarricense, Keylor volverá a apelar a su fe como hizo el pasado 31 de agosto cuando no fue jugador del United por minutos: "Aquel día lo puse todo en manos de Dios y Dios quiso que me quedase aquí".