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ESPANYOL | LA ENTREVISTA

Óscar Duarte: "Quiero dejar un legado aquí como Saprissa"

El defensa costarricense charla con AS sobre su experiencia en el Espanyol, su pasado y su futuro. Se ve aquí muchos años jugando en Europa.

Barcelona
Óscar Duarte.
FERNANDO ZUERAS

Óscar Duarte (Nicaragua, 1989) es el primer nicaragüense de la Liga, aunque juega con Costa Rica ya que a los cinco años cambió de país. Juega a fútbol gracias a su tío, que de niño le regaló el primer balón. Llega al Espanyol para echar raíces y emular a su referente: Saprissa.

¿Qué le diría a los aficionados pericos que aún temen que el equipo sufra en lo que queda de temporada?

—Estoy convencido de que nos salvaremos. Si hacemos las cosas bien, vamos a escalar posiciones de aquí al final de la Liga. Y más después de la última victoria ante el Athletic, que fue un pasito bueno.

Su periodo de adaptación ha sido rápido, pero su debut no pudo ir peor: 6-0 en el Bernabéu y gol en propia puerta. Pensó, ¿dónde narices me he metido?

—Lo del debut fue un momento difícil para mí. A nadie le gusta perder y estrenarse así. Pero no me quedo con eso, lo dejo al margen, y lo importante para mí es lo que sigue, el día a día. He jugado mucho desde entonces, intentando hacer las cosas bien y eso lo olvidé rápidamente.

¿Cómo afronta usted los momentos de dificultad?

—Tranquilo. Sé que son incómodos, pero debes tener serenidad siempre y no ponerte nervioso ni volverte loco. De todo se sale, y hay que tratar de corregir lo que hiciste mal.

Usted llegó al Espanyol, cuya debilidad defensiva era patente. ¿No le puede la presión?

No noto presión porque tenemos que jugar con eso cada día y al final te acabas acostumbrando. Estamos representando a un club con mucha historia y al final tienes que tratar de jugar con esos condicionantes. No es una ayuda, hay que tener la cabeza tranquila. No todo está terminado y falta mucho. Siempre pienso en que hay oportunidades si vas paso a paso.

Usted es el primer nicaraguense de la Liga. ¿Cómo es su país?

—Es un país muy lindo. Tengo a mi familia allí, pues nací y crecí hasta los cinco años. Siempre que dispongo de vacaciones voy e intento conocer cosas nuevas y desconocidas de Nicaragua. Me fui tan joven que no llegué a profundizar, y ahora trato de hacerlo, me gusta mucho.

—Usted se crió con su abuela, pues su madre se fue a vivir a Costa Rica. ¿En qué le ayudó más?

—Siempre estaba pendiente de mí y quería que tuviera las cosas claras. Me decía que si quería algo, que luchara. Me vino a ver jugar los primeros partidos en Saprissa y se emocionaba mucho. Fue una segunda madre. Siempre la recordaré como alguien que me dio un empujón para poder hacer lo que yo quería en mi vida.

—¿Ella le regaló el primer balón de fútbol?

—No. Fue uno de mis tíos, que también se llama Óscar, y él nos ponía a jugar a fútbol a todos los primos. Mi familia es  muy grande. 

—¿Cuántos primos tiene?

—(Sonríe). No lo sé. Más de 30 seguro. Somos más de 70 en la familia y muchas veces íbamos a la finca de mi abuelo. Hacíamos comidas y todos nos poníamos a ayudar. Ahora, después del Mundial de Brasil, ellos se reúnen para ver mis partidos. Tengo una familia muy grande y muy bonita. Recuerdo que fue mi tío quien nos puso a jugar a todos a fútbol. Nos apostábamos un refresco. Allí empezó el fútbol para mí, fue gracias a él.

—¿Es Nicaragua un país complicado para vivir?

—No recuerdo demasiado de cómo vivía, porque estuve hasta los cinco años. Después, cuando visitaba mi país con la familia, era bonito porque iba al pueblo y nos pasábamos todo el día en la calle jugando a fútbol. Íbamos sucios, sudando todo el día con la pelota en las manos. Eso me ayudó a ver la realidad, y a saber que en la vida nada es fácil y las cosas se consiguen trabajando.

—Usted ya se formaba en Saprissa. ¿Qué importancia tiene el presidente de honor del Espanyol en su país?

—Saprissa fue el fundador del equipo donde yo empecé y me formé. Cuando se me dio la oportunidad de venir al Espanyol, eso me motivó. Para mí es algo familiar venir a Barcelona. Siempre he sido saprissista. Trataré de hacerlo bien y de dejar un legado como él lo dejó, ese sería uno de mis sueños y espero que se cumpla. Es algo muy grande lo que él hizo. Y me gustaría dejar una huella.

—Su hijo ya es catalán. ¿Se ve aquí muchos años?

—Estoy muy contento desde que llegué. La ciudad nos encanta tanto a mí como a mi mujer. Trataremos de estar mucho tiempo, y me gustaría incluso estar más del que dicta mi contrato. Pero eso son cosas que ya vendrán más adelante. Ojalá me lo gane.

—Es decir, se ve liderando el proyecto europeo de Míster Chen.

—Me veo aquí jugando en Europa. Eso es lo que se habló en el momento de mi fichaje y me motivó para tomar la decisión adecuada. Quiero crecer como jugador, me falta mucho por mejorar, y el hecho de que el club quiera lograr cosas importantes va de la mano con mis ideas de progreso. Ojalá logremos cosas buenas en el futuro los dos, eso sería una buena señal.

—¿Quiénes fueron sus ídolos de pequeño?

—Recuerdo a Maldini, Ronaldinho, Ronaldo, Zidane… Los Galácticos, Bergkamp. En ese momento solo seguíamos a los grandes equipos de Europa, porque no retransmitían tantos partidos como ahora. Mirábamos las estrellas. Te emocionabas y decías, ‘quiero ser como este jugador.’ Eso lo recordaré siempre y ahora lo puedo disfrutar.

—¿Comenzó jugando de delantero?

—Sí, marcaba goles. Pero luego fui poco a poco retrasando mi posición.

—¿Qué ha encontrado en el vestuario del Espanyol que no ha encontrado en otros en los que ha estado?

—Me encontré un grupo excelente y desde el primer día lo noté. Todos te ayudan y tratan de que sepas cómo se manejan las cosas aquí. Y eso me ha hecho integrarme más rápido. La gente que dice que hay un grupo humano tiene toda la razón del mundo.