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MÁLAGA | MEMO OCHOA

"México tiene más opciones que nunca en la Copa América"

Ochoa vuelve a sonreír. Le costó tener una oportunidad, pero no la quiere desaprovechar. En una extensa charla, el mexicano desgrana para AS sus inquietudes y sensaciones.

21/03/16 MALAGA CF  Memo Ochoa, posando para AS en Benalmádena.
21/03/16 MALAGA CF Memo Ochoa, posando para AS en Benalmádena.MARIANO POZODIARIO AS
AStv

Memo Ochoa atendió a AS en Málaga y nos contó cómo va su paso por el Málaga, además de hablarnos de la selección Mexicana y muchas otras interesantes cosas:

P.—No le va mal, dos partidos de Liga, cero goles recibidos.

R.—Me siento muy feliz. Es el resultado del trabajo de todos.

P.—¿Cómo lleva la titularidad?

R.—Lo estoy viviendo todo con mucha emoción. Me costó encontrar el momento.

P.—¿Tiene la sensación de que siempre tuvo que demostrar algo?

R.—Siempre fue un reto el tener que sobreponerme a situaciones complicadas.

P.—¿Ya en sus inicios?

R.—Claro. Comencé en el América, donde había mucha presión y tuve que demostrar que valía para defender esa portería. Allí hay mucha historia. Era muy joven, pero lo conseguí. Llegué a Francia con el paso de los años y no me quedaba otra que silenciar críticas. Quería demostrar que podía jugar en Europa, donde no habían jugado porteros mexicanos.

P.—Lo de la selección ya debe ser una locura.

R.—Allí tampoco lo tuve nunca sencillo. Siempre sucede algo, siempre. O cambian de entrenador o de repente pasan cosas. Y ahora en Málaga tuve que volver a pelear, a competir y no son cosas que uno quiere, pero que también te hacen crecer y más fuerte, estar mejor preparado y sentirte mejor como persona.

P.—¿Vino para ser titular?

R.—Sí, aunque eso ya lo dije. Cuando llegué aquí, tras el Mundial de Brasil, tenía varias ofertas encima dela mesa. Y fui un afortunado, ya que pude elegir. La situación en Málaga era interesante, más después de la salida de Willy Caballero. Llegué bajo la petición del cuerpo técnico y todos sabemos la historia.

P.—¿Qué es lo mejor que le pasó en Málaga?

R.—El nacimiento de mi segundo hijo. De eso me voy a acordar toda la vida. El apego será para siempre y el cariño eterno para esta maravillosa ciudad. Esté aquí o no, mi hijo querrá volver, sin duda.

P.—¿Cómo se controla el poder mediático que tiene?

R.—En México, al salir de un equipo como América todo el mundo está pendiente de lo que haces. Mi carrera fue muy mediática y es algo con lo que tuve que aprender a convivir. Debes aceptarlo y tengo el cariño de la gente que me sigue y quiere saber de mí. Eso es bonito, ya que en muchos aspectos eres referente.

P.—Tiene más de dos millones de seguidores en Twitter. ¿Puede contestar lo que le preguntan?

R.—Es complicado hacerlo. Es difícil poder ver todos los comentarios y, por lo tanto, responderles. Pero le agradezco mucho a la gente el cariño que me da todos los días.

P.—¿Sigue siendo accionista del Real Oviedo?

R.—Sí, claro.

P.—¿Cómo se dio todo?

R.—Surgió cuando el club entró en crisis. Se metieron unos amigos y me decidí. Después de hablar el tema en serio.

P.—¿Lo sigue?

R.—Sí, claro. Conocía al entrenador muy bien, también a Joaquín del Olmo, el director deportivo, etc…

P.—¿Cómo ve el nivel de porteros en Europa?

R.—Es muy bueno. El fútbol aquí es muy complicado, con balones ligeros, campos rápidos, a diferencia de México.

P.—¿Por?

R.—Allí juegas con canchas con el césped alto, no permiten que se rieguen los campos.

P.—¿No?

R.—Hay reglas, pero sólo media hora antes.

P.—Xavi se volvería loco ahí.

R.—(Risas).

P.—En serio, ¿eso no perjudica al espectáculo?

R.—Pienso que sí, claro. Y evidentemente hay cosas a mejorar, pero son cosas de los propietarios de la franquicias.

P.—¿Quién fue su ídolo de infancia?

R.—De pequeño tenía a Adolfo Ríos, portero del América. Ése fue el primero, cuando era pequeñito. Luego, el colombiano Óscar Córdoba, Edwin van der Saar, Gianluigi Buffon, Peter Schmeichel. En México, Jorge Campos o en España Santi Cañizares.

P.—¿Le pesa ser el primer portero mexicano en Europa?

R.—¡No! Para nada. Es un sueño. De niño quería ser futbolista, luego profesional y poder jugar en los grandes campeonatos lejos del continente americano. No fue sencillo dejar el América. Aquello comenzó todo de manera apasionante.

P.—¿Y qué sensación tiene?

R.—Cuando estás en México crees que todo el mundo te está viendo, que lo conoce todo de ti y del campeonato. Y no es así. Llegas a Europa y te inflan a preguntas, sobre el campeonato, los jugadores más importantes. Te das cuenta de que en México se vive en una burbuja. Estar en Europa te abre los ojos.

P.—Aterrizó en el campeonato francés.

R.—Exacto.

P.—En el Ajaccio.

R.—Allí me abrieron las puertas en un momento complicado.

P.—¿Por?

R.—Salió el asunto de clembuterol y por eso se vino abajo el acuerdo que tenía cerrado con el PSG. No sabían qué iba a pasar y estábamos en pleno proceso y tiempo de fichajes. Me decían que no podían arriesgar.

P.—¿Qué sucedió?

R.—Ese es un problema de salud en México. Le inyectan hormonas a los animales para engordarla. La comimos cinco jugadores de la selección (Maza Rodríguez, Antonio Naelson, Edgar Dueñas, Christian Bermúdez y el propio Ochoa) y nos sancionaron unas semanas.

P.—¿Les echaron mucha porquería en México?

R.—¡Buah! Ni se imagina. Nos dijeron de todo. Desde que éramos unos irresponsables hasta que no nos cuidábamos. ¡La carne la comimos en el Centro de Alto Rendimiento, el lugar de concentración de la selección!

P.—Volviendo a Francia, ¿cómo vivió todo aquello?

R.—De manera sensacional. Me pasó una cosa curiosa.

P.—¿El qué?

R.—Descubrí que se podía ir por la calle sin problemas. Aquello era un pueblo de 40.000 habitantes. En México no podía ir al cine, ni a los centros comerciales, por ejemplo. Ni caminar por la calle.

P.—¿Y aquí?

R.—Sí, claro. Podemos salir al parque, a jugar a la pelota, al cine. Puedo ir al supermercado. En el DF, por ejemplo, un día fui con mi madre a un centro comercial . Conforme entramos, nos salimos. Desde entonces me prohibió salir con ella a comprar.

P.—¿40.000 habitantes? Esa es la gente que vivía en su calle en el DF, ¿no?

R.—(Risas).

P.—¿Aprendió francés?

R.—Sí, claro. Traté de integrarme en todos los sentidos. Y me esforcé. Cuando era niño iba a un colegio en el que de tercera lengua era la francesa, pero me di cuenta, al llegar a Ajaccio que no tenía ni idea de nada. Así que tocó aprender. Ni sabía que pedir en los restaurantes, ni entendía las órdenes de los técnicos. Así que cada día daba tres o cuatro horas de clase y le iba metiendo poco a poco palabras a mi vocabulario.

P.—¿Y no usó el inglés?

R.—Pocos lo hablaban, la verdad.

P.—¿Su fidelidad al Ajaccio le impidió ir al Bastia?

R.—Me llamaron un par de veces e insistieron. Lo respeto mucho por su historia y tradición, pero le cogí mucho cariño al Ajaccio, a la ciudad, y decliné las propuestas. Era como ir del América a las Chivas de Guadalajara.

P.—¿Cómo está viendo a Iker Casillas en Portugal?

R.—Después de haberlo ganado todo lo veo de nuevo disfrutando y aprovechando ese tiempo que le queda en la portería. Los metas dedicamos mucho tiempo a ver los detalles del resto de porteros. Y a él lo veo sonreír, no como cuando estaba en el Madrid. Allí lo hizo muy bien, pero acabó siendo criticado por muchos y eso le debió provocar que no disfrutara nada.

P.—¿Y cómo ve a los porteros del Barça?

R.—Los dos lo están haciendo muy bien. Tienen mucha calidad y lo quieren jugar todo. No debe ser sencillo.

P.—El que lo está parando todo es Keylor Navas.

R.—Es un gran portero.

P.—¿Valora volver a la Selección?

R.—No pienso en ello. Sólo quiero jugar en el Málaga. Hay cosas que no dependen de mi. Demostré en la selección durante muchos años mi compromiso. El día que me llamen, estaré listo, pero prefirieron enfocarme bien con mi equipo.

P.—¿Vio el último Clásico mexicano?

R.—No. El cambio horario no me lo permitió.

P.—Piensa que irá ala Copa América?

R.—El hecho de no estar jugando no me benefició, pero veremos.

P.—¿Y qué posibilidades le ve a México?

R.—Más opciones que nunca para poder ganarla. Antes siempre estuvo cerca, pero el que se dispute en Estados Unidos tiene que beneficiarnos de alguna manera. México ha jugado muchas veces en EE.UU y sabe de la presión que va a tener en los recintos, que estará lleno de compatriotas animando a la Tri. Jugar allí es como hacerlo de local. Ojalá pueda llegar hasta la final y saque provecho del apoyo de la afición.