Yoel: “Lo mejor del Rayo es que somos un grupo muy unido...”
Yoel llegó tras la lesión de Toño. Paco le ha alternado con Juan Carlos y ahora es el titular. Su misión: blindar la portería ante Rochina, Peñaranda y un Granada que se la juega.
—¿Cómo ve al equipo?
—Hay que ganar y hacer las cosas bien. Se está apretando todo y no queremos meternos abajo porque salir es difícil. Son nueve partidos, todos importantes, especialmente los de Granada y Getafe. Pero no debemos meternos más presión.
—¿Les salen las cuentas?
—Las cuentas que nos valen son +3. Ésa es la que nos tiene que salir cada fin de semana, sin pensar a largo plazo.
—¿Qué balance hace de estos meses en el Rayo?
—Lo mejor es que somos un grupo unido. Cuando va bien estamos contentos y cuando no, nos juntamos y nos hacemos fuertes. Así se sacan las cosas. Parecemos hermanos.
—¿Qué le sorprendió más?
—Que un equipo como el Rayo asuma tantos riesgos es bonito. Aunque la gente piense que arriesgamos de más, que es entendible, nos gusta. No es sorpresa, pero llama la atención.
—¿Cómo es Paco?
—Tiene carácter, es un ganador.
—Alternar porteros se veía raro, pero ahora es más usual...
—Los entrenadores quieren lo mejor para el equipo, no lo hacen pensando en quién juega. Nosotros queremos continuidad, pero ellos deciden.
—¿Cómo ve al Granada?
—Del medio para arriba tiene mucho potencial: Peñaranda y El Arabi hacen daño con el balón. Debemos alejarlos del área.
—¿Siempre quiso ser portero?
—Desde pequeño. No me gustaba perder, daba patadas y me pusieron en la portería, ahí no las daría (risas). Fue cosa de mi tío. Mi referente era Cañizares.
—Hábleme del Celta.
—Está haciendo una temporada buenísima y juega muy bonito. Allí conservo amigos, Hugo Mallo era como mi hermano pequeño. A Luis Enrique ya se le veían mimbres para triunfar.
—¿Y al Valencia cómo lo ve?
—Son momentos malos, a la vista está. El grupo es bueno e irá sacándolo. Tengo grandes amigos, les mando mi apoyo.
—Otro nombre: Negredo.
—Estoy en un piso que es de él. Tenemos muy buena relación. Javi Fuego y él me dijeron que viniera al Rayo, que era un vestuario muy bueno y estaría feliz. Se lo agradezco, ha sido así.
—¿Y esa afición suya por los caballos?
—Cuando tenía seis años mi padre compró un potrillo, como no se podía montar compró una yegua un poco mayor. Nunca tuve miedo. Soy un amante de los caballos. Aquí no los tengo, pero en Vigo disfruto con ellos. Lo echo mucho de menos.