Sabin Merino lanza al Athletic a la pelea por la Champions
Su doblete fue suficiente para tumbar al Betis. También marcó Rico. Rubén Castro redujo distancias. Los rojiblancos, a seis puntos del Villarreal.
El Athletic ya tiene una alternativa para Aritz Aduriz en el frente del ataque. Sabin Merino dejó la banda para jugar de ariete, puesto que ya conocía del filial, y marcó su primer doblete como jugador rojiblanco. La tarde fue de lo más plácida para los leones ante un Betis que sólo mostró maneras cuando el marcador ya era de 3-0. Resultó un equipo insulso, sin profundidad. Los bilbaínos encadenan su cuarta victoria liguera y se sitúan a seis puntos de la Champions, muy asentados en la Europa League. La pelea de los verdiblancos es otra, sumar para no pasar agobios. Hambre, lo que se dice hambre, no demostraron mucho.
Valverde dio descanso para la batalla europea en Mestalla a medio equipo, Aduriz y Beñat entre ellos. El Athletic quería imponer un ritmo alto con piernas frescas y fundió los plomos al Betis en la presión. Y eso que los sevillanos dispusieron de la primera gran ocasión tras una pérdida de Muniain por un tacón al borde del área. Rubén Castro, raro en él, perdonó. Fue el único que chutó en su equipo, donde Musonda se quedó en las fintas y Joaquín perdió su puñal hace tiempo.
Sabin Merino ejercía de Aduriz y lo aprovechó. Después de mandar un cabezazo a las manos de Adán, se acomodó un gran pase de San José con el pecho para hacer el primer gol y dar una alegría a Txingurri, que pretendía no utilizar a De Marcos y Beñat, claves para el combate del jueves. San José hace ya tiempo que es un escándalo de futbolista, juega con un poso tremendo. Quería mandar un guiño en su primer partido como padre. Lo bordó. Su centro medido a un Sabin que se mueve con soltura a la espalda rompió el partido. Parecía cuestión de tiempo, ya que la diferencia del Athletic con el Betis, 19 jornadas después del baño del Benito Villamarín, sigue siendo sideral. Juegue quien juegue.
La renta local aumentaría justo antes del descanso, cuando Mikel Rico voleó con clase de zurda el balón suelto de una acción bien forzada por Bóveda. El remate de Muniain dio en el brazo de Molinero. Todos pedían penalti, pero el ex del Granada siguió a lo suyo.
La disputa se zanjó poco después del descanso, cuando Rico demostró que la volea con su pierna mal no fue de casualidad. Sabin, atento, mandó el despeje de Adán a la red. Ya en su primer año, Rico hizo un par de goles así. Este sí que tiene hambre a la sombra del gran Beñat.
Entró Aduriz media hora para desentumecer sus músculos y regaló el cuarto a Muniain. Y este perdonó a Adán, que hizo la estirada más plácida de la tarde. Con el Athletic pensando ya en Valencia, donde apunta a armar la traca más sonora de Fallas y quemar el Ninot de Gary Neville, el Betis empezó a disfrutar de más balón. Los chavales Ceballos y Fabián ayudaron a ello. Seguro que al caballeroso Juan Merino le gustó, aunque también calibrará que los leones estaba pasando el tiempo.
Rubén Castro cazó por fin su golito segundos después de mandar un mano a mano en un poste. La relajación local fue evidente en el córner, en el que remató de cabeza solo no, lo siguiente. No hubo tiempo para más. Lo mejor del Betis fue su entregada afición, que hizo palmas pese a la inferioridad de sus jugadores. En fútbol, resulta obligado ilusionarse, pero si alguien creía en la Avenida de las Palmeras que su equipo está para toser un puesto europeo a Athletic, Celta y Sevilla, por mucho que duela esto último, no pisa tierra.
Los leones están inmersos en una dinámica de juego y confianza tal que parece jugar hasta su favor tener cincuenta partidos en sus piernas. El esfuerzo que supuso iniciar las previas de la Europa League en julio merece un sacrificio extra en Mestalla.