Galca, del filo del abismo al 'sorpasso' sobre Sergio
El rumano lleva dos jornadas menos que el de L'Hospitalet y suma solo tres puntos menos. Le igualará si el Espanyol gana en Granada y superará si puntúa ante el Athletic.
Nada es lo que parece en el Espanyol, como el dato cardinal que puede consumar Constantin Galca. El entrenador perico, que estuvo a punto de ser destituido hace justo un mes tras el bochornoso varapalo sufrido ante la Real Sociedad (0-5), puede ahora igualar e incluso superar a su predecesor, Sergio González.
A Galca le restan dos jornadas para sumar las mismas esta temporada que el entrenador de L’Hospitalet, 15, y se sitúa a solo tres puntos de él. 17 sumó Sergio, por los 14 ahora del rumano, gracias indudablemente a la racha de tres victorias en los cuatro partidos últimos (hasta entonces, sumaba cinco puntos de 27). Una victoria el próximo lunes ante el Granada, tan vital para reafirmar la permanencia, igualaría sus puntuaciones. Y puntuar el siguiente domingo ante el Athletic, en Cornellà, le permitiría incluso rebasarlo. Algo impensable hace tres semanas.
Lo más curioso de todo es que Galca asumió el mando del Espanyol cuando el equipo era décimosegundo, a tres puntos del descenso. Y ahora, pese a la continua zozobra y que el equipo es décimocuarto, el peligro queda a cinco puntos.
Si se le sumase la Copa, Sergio añadiría otro empate. Y Galca, una victoria y dos derrotas, eso sí, ante el Barcelona.
EL CAMBIO EN EL BANQUILLO
Lo mejor:
Precipitada o no la destitución de Sergio, el nombramiento de Galca suscitó una ilusión generalizada que se palpó en los primeros partidos, hasta el derbi de Liga, su día cumbre. La propuesta de juego ambiciosa parecía plasmarse ante Levante y Las Palmas. Con el el tiempo, ha sabido amoldarse a la plantilla con otro sistema. No es un técnico ‘rajador’ ante la adversidad. Y, pese a ello, no ha entrado en descenso.
Igual:
Durante su etapa, el club ha cambiado de propietario y ha mejorado económicamente, pero en lo deportivo ha seguido la misma inestabilidad. Como su antecesor, ha contado poco con algunos jugadores. Los buenos propósitos, sobre todo en la idea de juego, se quedaron solo en eso. El equipo da una de cal y otra de arena. Y, ante el Madrid, como en Cornellà, se vivió una vergüenza.
Lo peor:
La ausencia de un plan B hasta que los jugadores dieron con la tecla de resguardarse más pudo costar cara, en un desasosiego paulatino por suerte mejorado en las últimas jornadas. La inacción tocó fondo ante la Real Sociedad. Ha faltado comunicación en algún momento clave, y también en público, sobre todo tras algunas derrotas. Y obvia a la cantera, por bien que la situación no es la más idónea.