Jonathas resuelve un derbi en San Mamés lleno de fricciones
Un Athletic sin pólvora no supo remontar el partido tras el gol de la Real Sociedad en el 16' y ahora sólo se sacan 2 puntos. Hubo 12 tarjetas amarillas.
La Real Sociedad se siente cómoda en el nuevo San Mamés, donde aún no ha perdido y se llevó una victoria que le hace creer en la pelea por Europa. En el cómputo del partido, sin sacar la lupa a todos los líos que hubo, pareció justa. Jonathas mandó a la red un buen pase de Vela y su gol tempranero fue defendido con uñas y dientes por sus compañeros. El Athletic, todo corazón y poca cabeza, no se vio capaz de amenazar con seriedad a Rulli. Estuvo tan desconcertado como el árbitro, muy superado por el envite. El ejemplo más claro de la falta de templanza fue el Beñat más acelerado de la temporada. Y claro, él es la brújula local.
El derbi fue vibrante, con jugadas polémicas desde el principio y entradas sin contemplaciones. Las hubo duras, pero desde luego que no para tantas tarjetas. Para el primer minuto, a Aduriz ya le habían anulado un gol por fuera de juego. No hay toma de televisión que lo demuestre, la señal que hubo ayer en el estadio no la mostró. Tampoco los resúmenes. Queda como los viejos tiempos, al ojo del cronista. Difícil mojarse.
Illarramendi, imperial toda la tarde (cerca del jugador que fichó el Madrid y muy lejos del que no dio la talla allí), reclamó una mano dentro del área a tiro suyo. Debió ser clara por su altisonante protesta. Precisamente, el futbolista al que se dejó de señalar uno claro en Anoeta en un balón que interceptó un tiro de Aduriz. Se vio en el contragolpe que el tembloroso árbitro iba a andar rápido con las tarjetas. Las sacó de dos en dos.
La Real pilló al Athletic con los centrales desajustados para ganar el partido. Vela centró hacia Jonathas, la pelota superó a Gurpegui y pilló a Laporte descentrado. El primer brasileño que marca en un derbi soltó un zurdazo seco, alto y poderoso. Ya había sembrado el pánico en este estadio con el Elche. Agirretxe es muy bueno, pero Jonathas juega y descentra.
Al colegiado, el debutante Sánchez Martínez, se le empezó a ir el partido de las manos y trató de reconducirlo con un rosario de tarjetas. Enseñaría hasta trece. Apagó con los incendios con gasolina.
Para colmo local, Williams se lesionó un tobillo en un balón dividido en el área con Yuri que la grada reclamó como penalti. Es cierto que Berchiche se le cayó encima, la duda está en si tocó antes, en el tackling, el balón.
Raúl García entró como salvador, en medio de una gran ovación, tras mes y medio fastidiado. Se notó su inactividad, aunque pudo el ardor de siempre. Justo antes de la desaparción de Williams del banquillo, en plena guerra de nervios, Jonathas perdonó el 0-2 en una contra iniciada por Oyarzabal y formidablemente lanzada por Xabi Prieto. Su tiro lo atajó Iraizoz. El zurdo de la cantera dejó detalles, pero lo mejor fue su sacrificio para bajar con De Marcos.
Replegada atrás. Los locales, a lomos de Muniain, trataron de encerrar a los donostiarras, atrincherados para buscar el contragolpe que diese la estocada. No lo tuvieron hasta el tramo final, cuando Xabi Prieto desperdició una salida fantástica. Los rojiblancos apenas pudieron empatar en una ocasión clara que Iker mandó arriba. Rulli apenas se empleó en un par de estiradas no muy complejas.
El Athletic ganó en dominio, pero no supo imponerse en su mejor virtud, el balón parado. Entre otras cosas, porque a Beñat apenas levantó un balón. Aduriz y Raúl García, desasistidos en los centros, empujaron sin acierto. Illarramendi y Xabi Prieto, con su poso de futbolistas, transmitieron la tranquilidad que faltaba a los locales, cada vez más desquiciados por el marcador y el del silbato.
La afición realista lo celebró como un título y sus jugadores en la caseta también: ganaron el partido del año. El Athletic llega tocado a la vuelta ante el Marsella. Y tiene volver a Europa a tres puntos.