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ESPANYOL

Galca unirá al equipo en su prórroga con el Espanyol

Tras una ratificación dubitativa, el técnico mudará su estilo en Mestalla: líneas juntas, menos espacios y juego directo. ¿Qué pasará si juegan bien y entran en descenso?

Constantin Galca, en el Bernabéu.
DANI SANCHEZDIARIO AS

La prórroga de Constantin Galca como entrenador del Espanyol puede desembocar en una épica victoria o en un tormentoso final. Mestalla definirá el sábado el futuro en el banquillo y también el destino de un equipo que, en caso de no ganar, podría situarse ya en zona de descenso. Estas son las claves de la ratificación del técnico y de las pautas para derrotar al Valencia:

La decisión. La plantilla está “a muerte” con Galca y “más unida que nunca”, como repiten los jugadores desde el martes. Y así es, pero el vestuario no siente que haya sido la salvación del rumano, aunque a la postre así ha ocurrido. Ellos consideran que Ramon Robert y Mao Ye, como caras visibles del Consejo, les pidieron su opinión y ellos simplemente la dieron. Sin embargo, la clave fue que el club tomó esa valoración como definitiva para echar atrás una decisión que ya tenían prácticamente tomada. Y que, por tanto, nadie adoptó con un convencimiento absoluto. Las dudas persisten.

Solidez. 27 goles ha recibido el Espanyol en los 11 partidos de Galca, entre Liga y Copa, 11 de ellos en los dos últimos encuentros, ante Real Madrid y Real Sociedad. Todo ello persistiendo en una apuesta baldía por el juego asociativo, por una defensa avanzada que además sacara el balón jugado. Era la filosofía del entrenador, a la que en Mestalla dará carpetazo. El martes, el técnico lo comunicó a los jugadores y ayer comenzaron a materializarlo a puerta cerrada. Ante el Valencia, el Espanyol volverá a lo elemental, con una zaga compacta, atrasada, para no dejar excesivos espacios entre líneas que se antojen letales en caso de pérdida y un juego mucho más directo. Galca los junta más. Contragolpe. Ese nuevo estilo, aunque en realidad viejo (así jugó el equipo la pasada temporada tras un inicio titubeante, ya que se sentía más cómodo), admite también más registros en ataque. Con Galca, el Espanyol solo ha marcado ocho goles —cinco en la Liga— y se ha atascado por el centro, sin exprimir las bandas y demasiado ensimismado en combinar sin criterio. Y, por supuesto, sin sacar partido de un contragolpe que en otras ocasiones les había funcionado.

Comunicación. Con el apoyo de la plantilla escenificado el martes, esta semana muy probablemente haya mejorado la fluidez entre el entrenador y sus jugadores. La comunicación fue impecable en las primeras semanas, pero se hizo algo más opaca en el último mes. Por ejemplo, tuvo que ser el ya exdirector deportivo, Óscar Perarnau, quien comunicara personalmente los descartes. Estos últimos acontecimientos parecen haber ayudado a reanudar las sensaciones del arranque, del que no han transcurrido ni dos meses. El que los futbolistas hayan asumido su buena parte de culpa, obviamente, también refuerza la piña en que tratan de convertir el vestuario antes de jugar en Mestalla.

Confianza. No se echan cuentas de puertas adentro más allá del partido ante el Valencia. Pero éstas son inevitables. Galca ha sumado cinco puntos de 24 desde que llegó, lo que debería multiplicar exponencialmente para salvar al equipo, que necesitaría alrededor de 20 puntos de los 45 que restan para garantizar la permanencia. Con el Steaua de Bucarest, el curso pasado, acumuló el 69’6 por ciento de los puntos. La gran pregunta que se hacen en el club ahora es: ¿qué sucederá con el entrenador si el Espanyol juega bien en Mestalla pero no gana y entra en descenso?