La fiesta armera en Bilbao no fue del todo completa
Los aficionados azulgranas que se desplazaron en masa hasta la capital vizcaína no pudieron presenciar otra hazaña de su equipo
Desde primera hora sonaban los despertadores de muchos hogares eibarreses. Es poco frecuente que esto ocurra siendo domingo, pero esta vez la ocasión lo requería. No en vano, había derbi. Unos dos mil valientes desafiaron al intempestivo horario y se plantaron en el botxo para alentar a los suyos. Lo hicieron por medio de 13 autobuses, dos trenes especiales, motocicletas Lambretta o vehículos particulares formando una auténtica marea azulgrana.
Se reunieron inicialmente en El Arenal y desde ahí fueron hacia Moyua. Con un pasacalle amenizado por la omnipresente fanfarre Ustekabe además de varios txistularis, los armeros dejaron su impronta por las rúas bilbaínas. Tras varios minutos caminando llegaron hasta San Mamés. No todos entraron al campo, si bien había una nutrida representación en la parte alta del coliseo rojiblanco.
El partido no pudo comenzar mejor para ellos. Borja Bastón culminaba una magnífica acción colectiva y hacía enloquecer a la hinchada. No obstante, Aritz Aduriz empataba mediante un remate acrobático poco después. Los pistoleros sacaron rápido sus revólveres.
Acto seguido les cayeron unos cuantos jarros de agua fría consecutivos. Recibieron dos tantos en jugadas estratégicas firmados por Sabin Merino y Aymeric Laporte. Entre medias, Saúl Berjón perdonó el 1-2 que habría cambiado mucho las cosas. Así se llegaba al descanso.
Al volver de los vestuarios, Bastón y Aduriz salieron con su habitual instinto depredador. El Eibar consiguió recortar diferencias gracias a un penalti, aunque esa alegría no les duró casi nada por la inmediata reacción rojiblanca
Marcando otros dos goles más el Athletic certificaba la manita tras un encuentro espectacular. Quizás, este marcador sea excesivamente duro para unos visitantes que jamás se rindieron. Sin embargo, los locales tuvieron más precisión de cara a portería, factor determinante en este deporte tan vibrante. A pesar de este resultado adverso la afición eibarresa regresó a casa muy orgullosa después del gran papel realizado y los buenos momentos vividos. Eso es lo realmente importante.