El Barcelona apartó a los jugadores implicados
Hay padres de críos que decidieron actuar contra la FIFA demandándola, conscientes de que para muchos el castigo puede haber significado cortar su progresión.
No fueron meses sencillos en Barcelona. Desde que el 5 de febrero de 2013 el club azulgrana recibió una notificación de la FIFA aludiendo a una denuncia anónima que alertaba de la situación del coreano Lee, sucedieron muchas cosas. Demasiadas y no todas buenas para la cantera del club. La primera medida que tomaron los responsables fue que los niños implicados en el caso no jugaran. También quisieron apartarles del foco mediático, explicándoles la situación y tratando de calmar a los padres de que todo podría acabar arreglándose. Sandro Rosell era entonces el presidente y actuó rápido. Instó a Jerome Valcke, secretario general de la FIFA, a que modificasen el Artículo 19 de Protección de Menores con el objetivo de hacerlo más eficaz.
La FIFA seguía requiriendo información, siendo 37 los niños investigados y nueve los que finalmente no pudieron pasar el corte impuesto por el máximo organismo que rige el fútbol. El club trató de convencer a algunos, aunque no puso pegas a los que decidieron solicitar la baja (negoció opciones de recompra para el futuro) y hubo protestas (se desplegó una pancarta en el lateral del Camp Nou con el lema La Masía no se toca).
Hay padres de críos que decidieron actuar contra la FIFA demandándola, conscientes de que para muchos el castigo puede haber significado cortar su progresión.