Pedro firma una victoria cortísima para el Zaragoza
Los blanquillos derrotaron al Llagostera, peor equipo de la categoría como visitante, por la mínima aprovechando el solitario tanto de Antonio Pedro.
Respira el Zaragoza y también Lluis Carreras, que alcanzó su primera victoria en el banquillo de La Romareda en un partido que mereció acabar en goleada y sólo se resolvió con un gol de Pedro, vuelto a la vida del fútbol después de dos meses desaparecido. El Zaragoza, más necesitado que nunca, hizo méritos sobrados para ganar y acumuló hasta 21 remates por uno solo del Llagostera, un rival que hizo honor a su condición de peor visitante de la categoría.
Al Zaragoza le costó veinte minutos largos encontrar el camino, pero, a la que pudo amenazar una vez a René, ya todo fue acumular ocasiones hasta el descanso. Hasta cinco claras, incluido, por supuesto, el 1-0 de Pedro al cabecear en la boca de gol un centro de Ortuño, anoche en su mejor versión en la punta del ataque, aguantando el balón y dando siempre soluciones a la segunda línea. Lo cierto es que el equipo de Carreras, con un renacido Pedro, pudo haber resuelto el partido en el tramo final de la primera parte frente a un rival al que sólo sostuvo su portero.
El Zaragoza salió de la caseta al galope, dispuesto a sentenciar por la vía rápida a un Llagostera incapaz de comprometer ni una vez a Bono, al que esta vez le benefició la mejora defensiva de todo el equipo, mucho menos vulnerable y notablemente más organizado para recuperar rápidamente la pelota. Pedro tuvo el segundo gol en el minuto 55, pero su derechazo se estrelló en el larguero y botó medio metro fuera. Ahí se acabó, durante un cuarto de hora, el ímpetu del Zaragoza, que dejó crecer al Llagostera cuando Alsina movió el banquillo a la desesperada. Emilio, en el primer disparo con peligro de los naranjas —para entonces el Zaragoza ya llevaba 19—, le metió el susto en el cuerpo a La Romareda y dio paso a un periodo final de incertidumbre por lo apretado del marcador. Diamanka tuvo la sentencia a puerta vacía en el 77’, pero su remate se fue a las nubes ante la desesperación de Carreras, cuya mano ya se nota en el Zaragoza, lo mismo que la zurda de Sergio Gil, que demostró que es titular de todas todas en este equipo.