OPINIÓN
Objetivo: salvar al Capitán Betis
Una parte de los que han visto 'Salvar al Soldado Ryan' (NB, una de las grandes obras cinematográficas de Steven Spielberg) acaba coincidiendo en que la verdadera gran pérdida vital en los combates que se describen en Normandía no es la vida del Soldado James Francis Ryan (Matt Damon), que en fin se salva. No: muchos espectadores lamentan en lo más hondo la baja mortal de John H. Miller (Tom Hanks), el consciente, articulado capitán de 'Rangers' que manda (entre las ruinas desoladas de Ramelle y el 'Tu es Partout' de Edith Piaf) el destacamento que intenta rescatar a Ryan. De hecho, la película finaliza con la conmovedora escena en que un Ryan envejecido regresa a Normandía a postrarse ante la tumba de Miller. "Solo sé que me siento más lejos de casa... a cada hombre que mato". Es una de las mejores frases de un Capitán Miller al que el guión describe como 'Profesor de Instituto en Pennsylvania'.
No es totalmente preciso volverse a detener en los escabrosos avatares que rodean al Real Betis Balompié... ni en el truculento ridículo sufrido en el Ramón Sánchez-Pizjuán por el primer equipo de esa verdiblanca entidad y por los pocos cientos de valientes que le acompañaron. ¿Quién y cómo podría cuantificar el dolor de una afición, la del Real Betis Balompié, que en sí es inmensa? "La Estatua de la Libertad es kaputt", diría Miller, entre sombrío y distante.
Pero el Betis (o lo que tenga de club y proyecto societario)... se hunde, se hunde irremisiblemente: y esto sí que es cuantificable. Seis temporadas de medidas cautelares sobre el accionariado de la Sociedad verdiblanca, desde julio de 2010, han generado una asombrosa fagocitación de mitos (Gordillo, Mel... sin hablar de Lopera...), un sentido permanente de autodestrucción -que algunos aprendices confunden lastimosamente con el venerable 'Manquepierda'- y, en fin... un equipo deshecho y desecho de tienta y cerrado) que en los últimos siete partidos (cinco de Liga, dos de Copa), ha perdido seis veces, ha empatado una, no ha marcado un solo gol, ha aceptado 16... y ha recibido siete impactos en sus postes: solo en el Camp Nou fueron cinco.
Entre otras cosas, el Betis sigue jugando con los mismos delanteros de 2010 (Rubén Castro y Jorge Molina), de los que su ataque depende absolutamente y sus jugadores más capaces (Joaquín, Van der Vaart, los propios Castro y Molina) ya superaron la treintena hace tiempo. En plena crisis, en pleno cerco, llegan Villarreal, Real Madrid, Real Sociedad, Valencia... y, como decían ciertos oficiales alemanes antes de Stalingrado, "estamos en la posición de quien está subido a un lobo, agarrado por las orejas, y no se atreve a soltarlo".
Hay mucho más. Entre Juzgados, medidas de dudosa legalidad más las mentiras y dispendios de un puñado de ignorantes/incapaces, esto daría para un folletín. Es un folletín, en realidad. No es el Betis. A un millón de años-luz del Betis de Martínez de León y Sanchez Mejías, de Areso y Aedo, de Villamarín y Del Sol, de Quino y Rogelio, leyenda y Heliópolis, Heliópolis y Patronato. Aun hay quien, en la fosa de Ramelle y bajo el fuego de los carros 'Tiger' se plantea a qué soldado Ryan toca salvar. Pero uno salvaría al consciente Profesor de Instituto de Pennsylvania: a ese maravilloso Capitán Miller que fue lo que el Real Betis Balompié significa en espíritu y leyenda. Y los p.... soldados, que se busquen la vida entre los cascotes, la humareda y la metralla de los carros 'Tiger'. Para eso están. Para combatir y salvarse: quien pueda.