Toché dispara al Oviedo y hunde al Zaragoza
El equipo asturiano vuela hacia la Primera División, mientras el aragonés se despide ya del ascenso directo.
El Oviedo vuela hacia la Primera División, mientras el Zaragoza continúa sin levantar cabeza, en una terrible caída libre que le deja ya a once puntos del liderato de la clasificación. A una jornada del final de la primera vuelta, el ascenso directo se ha puesto imposible y sólo queda a tiro un playoff para el que cada vez hay más aspirantes, y todos aparentan mayor convicción que el Real Zaragoza. Se despidió a Popovic y vino Carreras, pero el mal, ya no caben debates, está en una plantilla cara y mal confeccionada, sin carácter ni personalidad, que ahora mismo no es capaz de ganarle a nadie. Todo lo contrario que un Oviedo que marcha viento en popa. Seguro y convencido de sus posibilidades.
El 13 de marzo de 2003, en otra matinal de domingo, el Zaragoza dejó encarrilado en el Carlos Tartiere su penúltimo ascenso a Primera. Trece años después el que ha iniciado la reconquista es el Oviedo, que sacó partido de un gran gol de Toche y vive días de ilusión desbordada, justo lo contrario que el Zaragoza, instalado en un círculo vicioso, muy lejos de donde se le suponía y sin ningún atisbo de recuperación. Sus carencias —el tiempo siempre pone a cada uno en su sitio— son ya monstruosas, tanto en la generación de fútbol como en su pegada. Ayer no disparó ni una sola vez entre los tres palos, un dato revelador de su incapacidad. O llegan rápidamente tres refuerzos de verdad o a Carreras se le puede morir el equipo en las manos. El problema es que el club gastó casi toda su munición en agosto y ahora tiene que ir al mercado invernal con calderilla. Mal asunto.
El partido lo decidió Toché con su octavo gol del campeonato, un goleador que pudo ser del Zaragoza este verano, pero que rechazó el entonces director deportivo Martín González en beneficio de Ángel.
La primera parte se jugó a un ritmo vertiginoso, con el empuje sostenido de los dos equipos, pero sin apenas ocasiones. Un ida y vuelta constante con mucho ruido y pocas nueces, hasta que apareció Toché a tres minutos del descanso para exhibir su instinto goleador. La jugada la inició Susaeta, la sirvió Koné, muy vigilado por Vallejo, y la remató Toché a la media vuelta con un remate cruzado de difícil ejecución, que marcó la diferencia y acabó con el equilibrio. Un gran gol para el Oviedo, que no sabía hasta entonces cómo meterle mano al Zaragoza, y un mazazo psicológico para el equipo de Carreras, que estaba llevando el partido a su terreno y no había pasado por ningún apuro. Pero el fútbol es, sobre todo, acierto y sólo Toché lo tuvo en esta primera mitad.
La segunda mitad ya fue un completo sobrante, para el Oviedo, que se dedicó a nadar y guardar la ropa sin ningún apuro, y para el Zaragoza, incapaz de armar una sola respuesta. Lluis Carreras prescindió tras el descanso de un Pedro irreconocible y dio entrada a Jorge Díaz, pero el cambio fue irrelevante frente a un Oviedo agitado casi en solitario por un Susaeta que corrió por todos y se bastó y se sobró para neutralizar a un Zaragoza al que se le ha escapado ya el ascenso directo y no tiene pinta ni de llegar a la promoción.