EIBAR 2 - ESPANYOL 1 | LA CONTRACRÓNICA
Inui, una afilada catana ante un Espanyol que fue mantequilla
El nipón Inui desbarató en Ipurua a un Espanyol que vivió más de los errores ajenos que del acierto propio. La mirada se centra ya en el derbi, que se debe afrontar con señorío.
Inui, una pesadilla. Autor del 1-0 (un golazo) y víctima del penalti que desembocó en el 2-1, Inui se erigió en el auténtico quebradero de cabeza del Espanyol. El nipón entró por banda y con facilidad cual afilada catana cortando endeble mantequilla, que es lo que fue en esta ocasión el conjunto perico: descoordinado en defensa e inoperante en ataque, y eso que finalmente pudieron jugar Caicedo y Asensio. Por aquello de la estima que se tienen entre países, esperemos que Míster Chen en esta ocasión no pudiera ver el partido.
Un nipón ante el New Team. Inui, el fichaje más caro de la historia del Eibar (300.000 euros les costó), propició la sexta derrota consecutiva a domicilio del Espanyol, el día en que los blanquiazules vestían de blanco, con un uniforme que evoca al del New Team, el equipo del animado Oliver Atom, muy probablemente ídolo de infancia del técnico y perseverante jugador japonés. “El balón es mi mejor amigo”, afirmaba aquel personaje de ficción. Y en Ipurua se demostró: el Eibar, que consiguió brindarle un mejor trato, se llevó los tres puntos —y suma 30, toda una hazaña para los armeros—, mientras que el Espanyol se atascó y quién sabe si también se diluyó en la fatiga acumulada (aunque Galca solo empleó un cambio) tras una semana de alto voltaje.
Errores ajenos. Con la salvedad del esférico que Hernán Pérez estrelló en la madera, que no es poco, en todo momento dio la impresión de que el signo del partido se iba a decantar por las virtudes y errores del Eibar, como si solo jugase un equipo. De sus aciertos nacieron sus dos tantos. Y de sus fallos, varias ocasiones que los azulgrana desperdiciaron en los últimos metros, un par de imprecisiones de Riesgo que pusieron en ídem a su conjunto y, cómo no, el gol de Joan Jordán, cuya trayectoria desvió un defensa para que se colase en la meta.
De inédito a importante. Y precisamente Jordán es una de las pocas figuras rescatables del Espanyol en Ipurua. Su primera diana en la Liga viene a confirmar lo que su situación ha cambiado en apenas dos semanas: de estar señalado como baja en este mercado de invierno, a ser “uno de los importantes” para Galca, como el mismo entrenador señaló. Tiene futuro y, ahora, también presente.
“Entre los grandes... siempre el más modesto”. Así rezaba uno de los versos del himno del 75º aniversario del Espanyol, escritos por Ricardo Pastor. Era el mítico Pitoniso Pito, que el sábado nos dejó —ayer los jugadores lucieron brazalete negro— pero cuyo legado puede ser de provecho inmediato: recordar su carácter afable, simpático, conciliador puede ayudar a afrontar el derbi del miércoles, a dar ejemplo en la grada de Cornellà ante quienes buscan hostilidades, carnaza con la que abastecer su ira al día siguiente. “Somos españolistas, siempre unidos estamos”, arrancaba el himno, y cabría demostrarlo para responder con orgullo a las provocaciones que han llegado durante la pasada semana. No estaría mal ponerlo por megafonía para recordarlo y, por supuesto, para homenajear el gran Ricardo Pastor.