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TENERIFE 1 - ALCORCÓN 2

El Alcorcón se coloca cuarto tras su victoria en Tenerife

Óscar Plano y David Rodríguez pusieron el 0-2 antes del descanso. Lozano acortó distancias en el 78'. Los locales se acercan a la zona de descenso.

El Alcorcón se coloca cuarto tras su victoria en Tenerife
DIARIO AS

La falta de intensidad, la esquiva fortuna y algún error grosero condenaron al Tenerife a su segunda derrota consecutiva y a la zozobra de convivir otra vez con las urgencias. Su oponente, mientras, se dispara en la clasificación (ya son seis jornadas sin perder) y empieza a soñar con los puntos de anoche. Embalado, el Alcorcón cerró el triunfo en un abrir y cerrar de ojos. Antes del descanso, el envite ya pareció sentenciado.

El entrenador blanquiazul cambió de sistema y alineación para el primer partido del año. Tras el descalabro de Valladolid optó por dos pivotes en vez de tres –jugaron Vitolo y Aitor Sanz- y alineó a Cristo como escudero de Anthony Lozano.

El nuevo guion tenía por principal argumento la presencia de hasta cuatro estiletes ofensivos para ir a por el Alcorcón, que venía a la Isla en busca del botín necesario para instalarse de nuevo en la zona noble. Apeado de los puestos de ‘play off’ por los resultados del fin de semana, hacía falta a los alfareros al menos un punto para recobrar el sitio perdido. Pero ganaron los tres, repletos de la actitud que faltó a los locales.

El caso es que al Tenerife se le atragantó el cambio de sistema y le costó horrores conectar con sus delanteros. Lo intentó Omar Perdomo (11’) pero su buen centro no encontró a Lozano. Agazapado y con el orden como bandera, esperó el Alcorcón a que llegara su momento. Y a punto estuvo de sorprender a los locales en el ecuador del primer acto. Nelson trazó el pase de la muerte pero se topó con Jorge, que mandó a córner; a continuación, del saque de esquina está cerca de salir el tanto que rompiese la igualada. No obstante, al testarazo descomunal de Plano responde Dani, inconmensurable.

No fue un partido vistoso. Ni mucho menos. Así que parecía claro que iba a definirse en los pequeños detalles. Tan aparentemente intrascendentes como un tiro lejano de Fausto que toca en un inspirado Óscar Plano y despista a Dani. De esta guisa se fraguó el 0-1, que lo cambió todo. Fue además un mazazo psicológico, al borde del descanso, fatídico para un Tenerife hasta entonces inoperante. Habría habido margen de maniobra si no llega a renglón seguido –y sin tiempo para asimilarlo- otro golpe de marca mayor. Sale Dani a por el propio Plano y hace un penalti clamoroso. El segundo gol (de David Rodríguez) sí fue definitivo.

Para desgracia y enfado del Heliodoro, la decoración varió demasiado tarde. Lozano aprovechó una buena opción para recortar distancias y dar vida al partido. Pero el empate no llegó y el Tenerife acabó desquiciado. El nuevo año le dejó carbón.