El Real Madrid cayó 0-4 la última vez que jugó en Liga el 30-D
Muy mal precendente para el equipo blanco: Osasuna goleó a los de Di Stéfano el penúltimo día de 1990. Urban marcó los tres primeros goles; Larrainzar hizo el 0-4
El Madrid juega mañana ante la Real. La última vez que disputó un partido de Liga el 30 de diciembre, no cosechó un resultado halagüeño: derrota demoledora (0-4) ante Osasuna. El penúltimo día de 1990, un Madrid en crisis recibía en casa a los navarros, que buscaban su primer triunfo en el feudo madridista. Únicamente habían logrado dos empates (ambos a dos tantos) en las campañas 1961-62 y 1988-89. Curiosamente, el mismo día pero de un año anterior (1989), el Madrid había goleado a los rojillos (4-1) poniendo viento a favor para la conquista de su Liga número 25...
Pero un año después, la recesión era evidente. Los de Toshack no habían empezado bien y el 19 de noviembre el galés era relevado en el banquillo del Bernabéu por el santo y seña del madridismo: Alfredo Di Stéfano. Su misión era encauzar el rumbo de un equipo que en 11 jornadas había ganado cinco encuentros, empatado tres y perdidos otros tres. Pero la imagen que dejaba era radicalmente distinta a la del bloque sólido y excepcional que había conquistado las últimas cinco Ligas de manera abrumadora.
La victoria osasunista se cimentó en una extraordinaria actuación coral de todo el grupo. Superó a los blancos en todos los aspectos: físico, mental, concepción del juego, capacidad defensiva y ofensiva... Todo eso tuvo su reflejo en Jan Urban. El polaco marcó los tres primeros tantos (el segundo, un sensacional disparo desde más de 30 metros) y regaló a Larrainzar el cuarto. Los de Di Stéfano, que no pudieron contar con un Hugo Sánchez sancionado por su incidente en el Camp Nou (se acomodó sus partes nobles en la ida de la Supercopa), estuvieron desconcertados los 90 minutos.
La debacle provocó que la afición madridista descargase su ira con gritos hacia el palco de “¡Fuera, fuera!”, y acabó tirando almohadillas al césped al final del encuentro (el presidente era Mendoza, pero no estaba en el palco ya que se encontraba en el Caribe de vacaciones). Eso sí, el Bernabéu despidió a los rojillos con una sonora y elegante ovación.
Incidentes. Tras el partido, y debido al naufragio, un grupo de violentos llevó el caos por los alrededores del Bernabéu. Arrasaron una cafetería, hirieron a un grupo de personas y pincharon las ruedas de varios coches, uno pertenecía a un directivo osasunista. El Madrid de la Quinta enfilaba de esa penosa manera su particular cuesta abajo...