NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

ESPANYOL

El Papá Noel perico se avanzó para repartir regalos en Nepal

Esta es la odisea de todo un mes para recorrer 80 kilómetros y entregar camisetas del Espanyol en un país arrasado por el terremoto de abril y por el bloqueo de la India.

Los niños de Bhimphedi, con sus camisetas de la peña de Cervelló del Espanyol.
Abel RománDIARIO AS

Si los emisarios pericos de Papá Noel han sido capaces de alcanzar su meta en esta historia que les contamos, cómo no va a llegar él esta próxima noche a todos los hogares. El Espanyol estuvo presente en el país que marca la cima del mundo, Nepal, y lo hizo con un objetivo solidario, en una odisea que convirtió un trayecto de tan solo 80 kilómetros de distancia, entre Kathmandú y Bhimphedi, en un mes de intentos infructuosos hasta llegar a su meta: repartir camisetas pericas entre niños.

Abel Román, con una familia de amigos de Nepal.
Ampliar
Abel Román, con una familia de amigos de Nepal.DIARIO AS
La ciudad de Bhaktapur quedó arrasada por el terremoto de abril.
Ampliar
La ciudad de Bhaktapur quedó arrasada por el terremoto de abril.Abel RománDIARIO AS

La idea surgió poco después de que Puskar, un amigo nepalí que vive en Barcelona, me invitara a su boda, que iba a ser en octubre”, se arranca Abel Román, presidente de la Penya Blanc i Blava de Santa Coloma de Cervelló y artífice de este largo viaje. “Entonces, en abril, sucedió el terrible terremoto que asoló aquel país. Y, lejos de posponer los preparativos, creímos que en la maleta tenía que añadir algo que contribuyera, al menos, a devolver la sonrisa a algunos niños”. Y así fue como Abel recopiló camisetas pericas, pensando en aprovechar su viaje a Nepal para llevarlas a un poblado donde las necesitaran, como era Bhimphedi.

Pero todo se había complicado en exceso. Primero, la boda se tuvo que celebrar mucho más cerca de Kathmandú de lo previsto. El seísmo había reducido a ruinas municipios enteros. Como Bhaktapur, una ciudad medieval situada a solo 12 kilómetros de la capital, repleta de templos y monumentos. Y, como nos explica Puskar, “las viviendas situadas en las montañas, que son muchas, directamente explotaron con el terremoto”. “Por suerte” —añade—, “aquello ocurrió un sábado, que es festivo y los niños no iban al colegio, y por la mañana, por lo que mucha gente no estaba dentro de sus domicilios”. El propio Puskar sabe de lo que habla, pues la casa de sus abuelos y de su hermana se derrumbó. “Y todavía hay una o dos réplicas a la semana, de hasta cinco grados en la escala Richter”, advierte.

Pero, ¿fue el terremoto lo que impidió durante un mes, entre mediados de octubre y de noviembre, trazar ese recorrido de 80 kilómetros? Sí y no. Más bien fueron sus consecuencias políticas. En plena catástrofe, que arrasó los accesos desde China a través del Himalaya, la India aprovechó para bloquear sus fronteras limítrofes con Nepal. “No les gusta nuestra Constitución, ya que no permite que el presidente del Gobierno o el primer ministro puedan ser nacionalizados, es decir, indios... ¡En la suya tampoco se permite al revés!”, se lamenta Puskar. “En realidad, lo que pretenden es el agua de nuestro país para generar electricidad”, avisa, ya que cabe recordar que Nepal es el segundo país del mundo más rico en recursos naturales.

A resultas de este bloqueo, nace la odisea de las camisetas pericas, pues se fueron agotando los suministros de combustible. “El litro de gasolina en el mercado negro se ha llegado a pagar a ocho euros”. Apenas es posible circular en automóvil, como tampoco en autobuses, y los vuelos internos se han reducido a la mínima expresión. “La gente ahora cocina en leña”, afirma Abel, a lo que Puskar abunda: “Los vecinos se juntan para cocinar en la calle, ahora es cuando conoces quién es bueno. Por el bloqueo se han cerrado más de 2.000 fábricas, restaurantes, hoteles... Escasean los medicamentos y los niños empiezan a sufrir desnutrición. Es como si estuviéramos en una guerra”. Una contienda ajena a los grandes medios de comunicación internacionales que sí se volcaron informativamente, durante solo unos días, tras el terremoto de abril.

Y así, tras varios intentos fracasados, fue como a mediados de noviembre, Puskar al fin consiguió llegar a Bhimphedi. “La gente se ayuda, cuando consigue gasolina, para llevar al máximo de gente en sus coches, o tres personas en cada moto”. “A los chavales les encantaron las camisetas”, confirma Puskar. “Hemos colaborado y hemos dado a conocer el Espanyol”, celebra Abel.

Fue el final feliz del Papá Noel perico, que se adelantó a la Navidad. Y que tiene otro símbolo: el Dasarath Rangasala. “Es el único estadio de todo Nepal, y aguantó el terremoto. Allí han estado David Beckham y Raúl González”, concede Puskar. La metáfora de cómo el fútbol se sobrepone a cualquier catástrofe.