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Así es Galca, según Galca

AS les acerca el estilo, el carácter y la forma de vida del nuevo técnico del Espanyol, que él mismo desgranó ante Costin Stucan, redactor jefe del rotativo rumano 'ProSport'.

Constantin Galca, este miércoles, en su primer entrenamiento en Sant Adrià con el Espanyol.
CARLOS MIRADIARIO AS

Un Espanyol ofensivo, que despliega un 4-2-3-1 con la defensa avanzada y la orden de salir con el balón jugado, al toque, para llegar mediante el juego asociativo hasta el área rival. Y mucha presión cuando el esférico es del adversario. Esas fueron las novedades que se vislumbraron en el equipo el martes, en el partido que valió para pasar a octavos de final de la Copa en detrimento del Levante (2-1). Al nuevo entrenador, Constantin Galca, le bastaron dos sesiones de entrenamiento para impregnar al conjunto de sus rasgos, que deberán evolucionar poco a poco, especialmente en defensa. Pero, ¿cómo es el rumano en el banquillo y en la vida?

Galca, el martes en Cornellà-El Prat en su debut con el Espanyol.
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Galca, el martes en Cornellà-El Prat en su debut con el Espanyol.CARLOS MIRADIARIO AS

Como quiera que su única experiencia profesional hasta la fecha la vivió la temporada pasada en el Steaua de Bucarest, con el que conquistó todos los títulos al alcance —Liga, Copa y Copa de la Liga—, AS ha pulsado la opinión de un periodista que cubrió esta etapa, que le conoce y que nos brinda los mejores fragmentos de las entrevistas que le realizó. Es Costin Stucan, redactor jefe del diario ‘ProSport’. “No soy el tipo de entrenador que produce shocks eléctricos”, se define Galca. “No soy de los que lanzan botellas o que gritan a los jugadores. Yo no creo en esos métodos. Cuando un jugador comete un error sobre el césped, es también mi responsabilidad, no solo la suya”. Es por eso que el técnico se considera “tolerante. Creo que hay que ser así en el mundo moderno, y es la única manera de mejorar y desarrollarte. No creo que la manera de solucionar los problemas sea sacudiendo a un futbolista, porque él puede cometer un error hoy pero quizá mañana puede ayudarte”, afirma Galca.

Por ese carácter, cuenta Stucan que algunos periodistas en Bucarest le consideraban algo así como un monje: “Le gusta nadar, iba los miércoles con los amigos a jugar a fútbol y se cuida con la comida. Por supuesto, ni fuma ni bebe. No le verás alardeando de nada”, resalta el periodista. Pero Galca se defiende de esa imagen de chico suave que aparentaba en la jungla que es la Liga rumana: “Puedo dar esa impresión, pero no soy así. Soy una persona que cree en sus principios. Digo las cosas a la cara, sin dar voces. En las grandes Ligas —como ahora será su caso—, los entrenadores explican las cosas una o dos veces. Y si no las escuchas, te quedas en el banquillo o fuera de la convocatoria. Tu actitud incluso puede ayudar al futbolista a desarrollarse como ser humano”, analiza el nuevo técnico perico.

Sobre conceptos futbolísticos, Galca ya mostraba en su país lo que el lunes propuso en su presentación y empezó a dejar entrever al día siguiente en su estreno en el banquillo: “Me gusta que mi equipo tenga la posesión, cuando la pierdo quiero recuperarla lo antes posible y cuanto más arriba en el campo, mejor”. No es de extrañar, con esa idea, que destacase en Rumanía a “los equipos de Guardiola. Juegan agresivos, lejos de su área. Asumen grandes riesgos pero es parte de la personalidad del entrenador”, explica.

Es el "poli bueno" ante sus trillizos catalanes

Como técnico, la carrera de Galca hasta ahora ha sido corta pero inmaculada. Como futbolista, fue longeva y exitosa. Pero guarda una espina clavada: cuando, en septiembre de 2000, dejó temporalmente la selección rumana: “Ladislau Boloni (el seleccionador entonces) me dijo, mientras preparábamos un partido ante Lituania, que no me daba permiso para asistir al bautizo de mis trillizos —que nacieron en Barcelona, por cierto—. Me enfadé muchísimo”. Pero admite, 16 años después, que “actué como un chico egoísta. Pensé en mí mismo y no en los intereses del equipo”.

Y sobre esos trillizos versa su anécdota más personal: “Mi mujer es la que cuida más de nuestros hijos, la que afronta las crisis. Yo estoy menos en casa, así que cuando llego tomo el rol de poli bueno”, sonríe. La cara desconocida de Galca, el nuevo míster perico, que AS les acerca hoy.