Una leyenda urbana muy real: McNamara fue Chewbacca
El que fuera jugador del Real Madrid de baloncesto durante la temporada 1991-92 encarnó al mítico personaje de la saga de La Guerra de las Galaxias.
Durante mucho tiempo se especuló sobre la misteriosa figura de Mark McNamara. Un jugador californiano de la NBA de 2,11 m, que fichó por el Real Madrid de George Karl en la campaña 91-92. El pívot que tenía una extensa carrera a sus espaldas, había ganado en 1983 un anillo con los Sixers y podía presumir de haber jugado en los Lakers. Lógicamente su llegada a la capital vino acompañada de un gran revuelo mediático, y no solamente por su procedencia. Para entonces, su trayectoria deportiva estaba ya eclipsada bajo una de las leyendas urbanas más curiosas del deporte.
La prensa española aseguraba en sus portadas como el extranjero contratado por el club blanco para sustituir al lesionado Ricky Brown, había participado en el rodaje de ‘Star Wars’ interpretando a Chewbacca. El peludo personaje, leal compañero de Han Solo, era emblemático en las películas escritas por George Lucas. El curioso rumor, que ya circulaba meses antes, cuando el pívot jugaba en las filas del Juver Murcia, nunca fue aclarado del todo. El jugador siempre fue discreto con la anécdota y su silencio al llegar a España alimentó aún más el bulo. Pero, ¿qué hubo de cierto en aquella historia?. Si alguien busca el nombre de Mark McNamara en los créditos de las películas no lo encontrará. Tampoco en las fichas técnicas de las mismas. A pesar de ello, y como suele pasar con muchas leyendas urbanas, el ‘enigma McNamara’ tenía una base real ocurrida años atrás.
Esta es la historia. En junio de 1979, con tres meses de retraso por culpa de un incendio durante la filmación de ‘El resplandor’ de Kubrick, comenzó en el mismo set el rodaje de ‘El Imperio Contraataca’. Era la secuela de ‘La Guerra de las Galaxias’, aquel maravilloso film heredero de los seriales televisivos, que en 1977 había arrasado en taquilla y cambiando para siempre la forma de entender el cine de ciencia-ficción. Con un desorbitado presupuesto inicial de más de 18 millones de dólares, la mayor parte de la nueva entrega se estaba rodando en los estudios Elstree de Londres, aunque en el mes de marzo, bajo una gran tormenta de nieve, se habían filmado secuencias en las heladas tierras de Finse en Noruega. Una grabación muy dura para todo el equipo, especialmente para los actores que interpretaban sus personajes bajo la incomodidad del maquillaje y las inclemencias climatológicas. Peter Mayhew era uno de los protagonistas. El carismático actor británico, que sufría de un terrible gigantismo que convertía su cuerpo en una torre de 2,22 metros de estatura, interpretaba a Chewbacca. Mayhew soportaba altas temperaturas tras una máscara y un traje integral que pesaba más de ocho kilos. Un atuendo cubierto de pelaje lanoso de Yak (rumiante asiático) y mechones de cabra de angora, que precisaba de al menos 20 minutos hasta poder ser colocado correctamente.
Añadiendo dificultad a su incómodo disfraz y por exigencias de guión, Mayhew debía cargar con una marioneta del androide C-3PO a sus espaldas. Durante una de las escenas que transcurren en los decorados de ‘La Ciudad de las Nubes’ en Elstree, el actor se desmayó perdiendo el conocimiento. “Rodábamos corriendo sobre un suelo resbaladizo. De repente todo se volvió negro y cuando recobré el conocimiento todos se preocuparon más por ver si la marioneta se había roto que por mí. Afortunadamente en las siguientes películas mejoraron el traje e incorporaron un sistema de refrigeración interna”, afirma Peter Mayhew, el actor británico que ha encarnado a Chewbacca en cinco películas diferentes.
Tras ser reconocido por los médicos, Mayhew guardó reposo por prescripción facultativa y el rodaje se paralizó durante días. Irvin Kershner, director de la película, valoró la posibilidad de sustituir a Mayhew por un doble. Los retrasos agobiaban a George Lucas, que había pedido un importante crédito bancario para poder financiar la película. No tardaron en probar a un joven de 20 años al que eligieron por su gran estatura. Era Mark Robert McNamara, un jugador de baloncesto de la Universidad de Santa Clara que se había presentado al casting por recomendación de su prima, doble de la actriz Carrie Fisher. McNamara se enfundó temporalmente en la piel del mítico personaje y rodó varias escenas que nunca se incluyeron en el montaje final de la película. Los productores no encontraron en el sustituto el movimiento corporal deseado. Se notaba demasiado que el joven que había detrás de todo aquel pelo andaba y gesticulaba de forma diferente a la de Mayhew. Disconforme con el resultado, Irvin Kershner, un meticuloso cineasta que había sido profesor de Spielberg y Lucas en la escuela de cine de la University Southern California, ordenó repetir con el actor original ya recuperado, todas las escenas grabadas por su doble. “En el rodaje probaron a McNamara pero no funcionó. Es normal, tengo el cuerpo de un gigante y camino de un modo determinado, y aunque con la edad he encogido un poco, todavía mido más de 2,10 m”, recordaba Peter Mayhew en una entrevista concedida a la revista especializada ‘Scifiworld’ en 2013.
Aunque McNamara no consiguiera aparecer finalmente en ‘El Imperio Contraataca’, la mejor película de toda la saga galáctica, sí logró algunos papeles como doble de acción en producciones vinculadas al universo de George Lucas, como ‘The Battle for Endor’ (1985), una película para televisión que exprimía el éxito de los populares ewoks.
Actualmente Mark McNamara, de 56 años, vive apartado de su leyenda en las frías tierras de Alaska, donde se gana la vida editando documentales sobre naturaleza. Una profesión en la que se curtió cubriendo las retransmisiones de la NBA en televisión, cuando ya se había retirado de las canchas. Lejos quedan los días en los que su nombre estuvo ligado al ‘wookie’ más querido por los fans de ‘Star Wars’. En 2009 se le diagnosticó una enfermedad pulmonar crónica por la que estuvo a punto de perder la vida. Le recomendaron cesar su actividad física y tuvo que renunciar a una prometedora carrera como entrenador en la NBA.