El Barcelona asiste atónito al descalabro blanco en Cádiz
Nunca como hasta ahora el Barça había mirado tan por encima del hombro a su gran rival, al que vence en el campo de manera indiscutible y que se deshace en los despachos.
El barcelonismo asiste atónito al desmoronamiento del Madrid ejemplificado en la chirigota de Cádiz con el caos de la alineación indebida de Cheryshev. Nunca el Barcelona había podido mirar tan por encima del hombro a su eterno rival, que de un tiempo a esta parte comete dislate tras dislate para regocijo de los barcelonistas.
Ayer, la prensa barcelonesa y barcelonista no tuvo necesidad de ensalzar el hat-trick de Sandro ni los dos goles de Munir. El Madrid facilitó las portadas como viene siendo habitual en los últimos meses. El Barça ha perdido los complejos y ya se ríe desacomplejadamente del Madrid y de sus fallos.
Piqué al frente. Como no podía ser de otra manera, Gerard Piqué se ha erigido en el líder del cachondeo. Nada más conocerse el error administrativo del equipo blanco que le puede suponer la eliminación de la Copa a las primeras de cambio, el central catalán colgó un tuit en el que no escribía ni palabra. Se limitó a colocar nueve emoticonos de esos en la que una cara amarilla llora de risa.
Ayer, a Piqué, que tenía un acto promocional de su empresa que firmaba una alianza con una multinacional americana, le preguntaron al respecto y el jugador barcelonista hurgó en la herida y abundó en el cachondeo: “Lo puse porque estaba viendo un monólogo de Leo Harlem y me hizo gracia... es broma, lo puse porque soy así, ya me conocéis. Hay que sacarle sentimentalismo a esto del fútbol, eran sólo emoticonos o como se llamen, no hay que darle más importancia. Fue una cosa que me hizo gracia y que me sigue haciendo hoy aún más gracia. Soy como soy y seguiré siendo así hasta que me retire”.
Piqué, que ya la lió en la celebración del triplete del Barcelona con su arenga de “Kevin Roldán, contigo empezó todo” que le ha granjeado los pitos por parte de la mayoría de aficiones de España cuando juega con la camiseta de la Selección, no dudó en seguir chinchando al Madrid.
Ya trató el central blaugrana de marcar el quinto gol de su equipo en el Bernabéu hace quince días y ahora se une a la estupefacción general de una afición blaugrana que jamás había visto al Real Madrid más perdido que ahora.