Eusebio cambia la cara de la Real Sociedad en 90 minutos
El técnico logró aglutinar en torno a su idea a todos los jugadores, y de esa forma que el equipo txuri-urdin fuera más valiente, decidido y convencido.
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- Sigue el partido de la jornada 27 de la Liga BBVA 2016 entre Atlético-Real Sociedad
En sólo 90 minutos, los de la victoria del pasado sábado contra el Sevilla, Eusebio Sacristán ha logrado cambiarle la cara a esta Real Sociedad. De un equipo timorato, acomplejado, que apenas tenía el control del balón pese a la calidad de sus jugadores de ataque, se pasó a otro conjunto valiente, convencido de lo que hacía, y hasta a veces convincente, y que trataba de arriesgar cuando tenía la pelota para jugarla y tener el control del partido. Y para ello, sólo hicieron falta 90 minutos... y dos semanas de trabajo, repartidas en nueve sesiones de entrenamiento.
Es cierto que sólo es el princioio, y que es pronto para sacar concluciones, pero la primera lectura del debut de Eusebio en el banquillo txuri-urdin es clara: el técnico de La Seca fue fiel desde el principio a las ídeas que había desgranado en las diferentes entrevistas que dio durante el fin de semana del parón liguero y el día de su presentación. Habló de salir a jugar con un 4-3-3, nunca lo ocultó, y lo cumplió, jugando además con volantes muy claros y extremos ocupando sus posiciones naturales para poder centrar balones. Habló de querer ser protagonistas y tener el balón, para a partir de ahí intentar tener el control del partido. Y así lo hizo. Su Real discutió la pelota al Sevilla con una protpuesta atrevida, porque optó por poblar de jugones el centro de campo, con Illarramendi, Rubén Pardo y Xabi Prieto. Con esos jugadores es difícil no tener la posesión del balón. Y habló de no mirar el DNI a la hora de dar oportunidades a los jóvenes de la cantera, sól fijarse en darles la alternativa cuando les viera preparados. Y eso hizo con Mikel Oyarzabal. En sólo una semana de trabajo con él se dio cuenta del nivel que atesora a pesar de tener sólo 18 años, y decidió darle 30 minutos de calidad, cuando el partido no tenía todavía goles y estaba todo por decidirse.
A partir de ahí, llega lo méramente futbolístico. Dentro y fuera del césped. Fuera del césped, en el trabajo del día a día, Eusebio ha llenado de buen rollo Zubieta. A los entrenamientos serios y callados, casi marciales (no quiere decir que fueran de mala calidad) de Moyes, se han pasado a sesiones de mucho trabajo con el balón y muy dinámicas, y con permiso para sonreir y disfutar mientras se entrena. Es común ahora ver a Eusebio gastar bromas a sus jugadores entre ejercicios, e incluso en las charlas previas se escuchan aplausos, gritos y bromas. El buen rollo no garantiza buenos resultados, pero seguro que ayuda. El tiempo dirá si eso es garantía de éxito o no. De momento, se respira otro aíre eb Zubieta, como de más optimismo.
Aunque lo que más destaca de Eusebio es que tiene las ideas muy claras. Luego se verá si son adecuadas o no. Pero tiene claro lo que quiere, y da la sensación de que irá a muerte con ello. Con Moyes la Real era como un tobogán de sensaciones, capaz de jugar al toque como de cambiar al balón largo y la segunda jugada. Tenía desconcertado a todo el mundo, porque no se sabía cómo quería jugar. Eusebio lo tiene claro. Un 4-3-3 en el que el balón es el gran protagonista. Contra el Sevilla se vieron algunos detalles de esa propuesta futbolística, aunque faltan todavía muchos aspectos por pulir. Por ejemplo, le falta encontrar el equilibrio defensa-ataque, porque contra el Sevilla, cuando atacaba en estático, la Real sufría, y así se le pudo escapar el partido al comienzo de la segunda parte. No hay que ser tampoco puristas. Pero Eusebio quiere el balón, quiere tocarlo, jugarlo, dominarlo, y a partir de ahí dominar el partido.
Habrá que ver ahora cómo encaja en esa idea a Carlos Vela, un jugador que no entiende de sistemas, pero que con su calidad los hace siempre mejores. No lo convocó contra el Sevilla, en una decisión arriesgada, porque sólo había entrenado una vez con el grupo y lo vio descolocado ante las nuevas ideas que llevaba trabajando con el resto de sus compañeros durante dos semanas. La jugada le salió bien, pero fue arriesgado. Aunque da la sensación de haberla gestionado bien, hablando cara a cara con el mexicano, explicándole abiertamente los motivos de su decisión, pero al mismo tiempo haciéndole saber que su participación era muy importante en los próximos partidos. Porque ahí está otro detalle de Eusebio: habla constantemente con sus jugadores, les da cariño y confianza, y les hace saber todas las cualidades que tienen. Gestiona el vestuario desde el interior y la tranquilidad, como demuestra en cada sesión, hablando de forma individual con cada jugador para corregirle, y hablando después con cada uno para alentarle. Estos son solo los primeros trazos de Eusebio en la Real, pero de entrada son positivos. Y como suele decirse, bien está lo que bien empieza.