Situación límite en el Huracán: la plantilla se queda sola
Al margen de los que ya han ido abandonando el barco, los que quedan se enfrentan cada mañana a un esperpento al llegar al campo para entrenar.
Situación límite en Huracán Valencia, donde la plantilla suma ya cuatro meses sin cobrar y donde el día a día cada vez es más deprimente y precario. Al margen de los que ya han ido abandonando el barco, los que quedan se enfrentan cada mañana a un esperpento al llegar al campo para entrenar. A día de hoy los jugadores solo cuentan con un vestuario para poder cambiarse en el estadio San Gregorio de Torrente, de donde podrían incluso ser expulsados de un día a otro ya que el club le adeuda varias mensualidades a la empresa que lo gestiona. Con ese miedo vive la plantilla, de llegar cualquier día y que no puedan ni entrar.
Los fisios tienen que desplegar sus camillas en medio de los pasillos y se guarda todo el material, de manera clandestina, en un cuartito de dos metros cuadrados habilitado para el colegiado donde además se cambián los ocho miembros del cuerpo técnico. Sin utillero, son los propios jugadores los que han de llevarse la ropa cada día a sus casas para lavarla y tenerla lista para el siguiente entrenamiento, de la misma manera que los equipajes con los que juegan cada fin de semana. Lo último es que son ellos mismos los que se compran diariamente el agua para beber e hidratarse durante los entrenamientos.
Contando los días para la desaparición...
Cuerpo técnico y jugadores están solos frente a todo, sin noticias de unos gestores que anunciaron que esta semana se marcharían pero que todavía siguen ahí. Los futbolistas quieren hacerse cargo de la situación y ya han consultado vías legales para ello aunque todo parezca que sea más para alargar la agonía. La única solución sería la llegada de un inversor que inyecte los aproximadamente 300.000 euros que se adeudan ahora mismo más lo que faltaría para terminar el curso. Algo que se antoja complicado y por lo que la plantilla ya cuenta los días que quedan hasta diciembre donde comenzará el éxodo de jugadores, con las correspondientes denuncias. Esto provocaría la desaparición del equipo y en junio saldría a subasta la plaza en Segunda B, con el fin de que lo que se recaude sirva para pagar toda la deuda posible.
La mayor preocupación ahora mismo para los jugadores es cómo afrontar los próximos pagos que les vienen: los árbitros de este sábado ante el Villarreal B (1.600 euros) y el desplazamiento a Lleida de dentro de dos semanas ya que tendrán que pagarse el autobús y, por supuesto, pegarse la paliza de viajar en el día ya que no La plantilla sigue trabajando. podrán hacer noche allí.