Los porteros decidieron pero el Almería no levanta cabeza
Primera parte para olvidar pero 30 minutos frenéticos en el segundo tiempo. Chuli y Mojica fallaron un penalti en cada área. El Almería sigue colista.
Dos goles, dos penaltis -los dos parados- y diez ocasiones de gol... y todo eso en la última media hora del partido. El resto, todo lo que sucedio con anterioridad, fue un tostón porque Almería y Valladolid practican un fútbol abrumado y cohibido. Ambos pagan con inseguridad la posición que ocupan en la tabla. Las dinámicas son negativas y ayer cosecharon un empate que no les vale a ninguno porque ambos se vieron ganadores en los minutos finales ya que desaprovecharon un penalti en cada área.
Joan Carrillo quiere convertir al Almería en un equipo fuerte defensivamente, no es tarea fácil porque hacerle gol a los andaluces ha venido siendo un chollo, y Portugal cree que la única forma de remontar el vuelo de los pucelanos pasa por lo mismo. Si juntas un estilo con el otro, sucede lo de la primera mitad, poco más de dos disparos a portería en más de 45 minutos.
En la segunda parte, Kepa decidió que el encuentro debía cambiar. No supo despejar una cesión de Hermoso y se la dejó a Quique en el pie, sin oposición alguna, para que hiciera el primero del encuentro. A partir de ahí, mucho fútbol, todo lo que se habían guardado. El Almería se fue a la búsqueda del segundo y se descuidó en defensa, pero aún sabiendo lo que suele sucederle, volvió a caer en su error de siempre. Tras un despeje de Casto, Mojica controló un balón en el punto del penalti, y en un movimiento espectacular, y casi de espaldas, la mandó al larguero, y de ahí, a la red.
El Valladolid cogía el mando y Timor y Tiba comenzaban a funcionar, pero el Almería no renunció a la victoria y trató de adelantarse, otra vez, con balones colgados al área. En una de esas, Pozo cayó al suelo empujado por Timor. El penalti fue tirado por Chuli tan mal que Kepa apenas tuvo que moverse para atraparlo.
Escasos minutos después, mismo suceso pero en el área del Almería. Montoro empujaba a Marcelo Silva. Mojica, que estaba teniendo su noche, podría haber firmado un encuentro de matrícula de honor, pero su penalti también fue al centro. No hubo tiempo para más... demasiado para poco más de media hora de fútbol.