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RAYO VALLECANO

Guerra: "Con el gol se nace, pero a los 33 sigo aprendiendo"

Es el hombre de moda. Ya suma seis goles tras el doblete al Espanyol y Vallecas tiene nuevo ídolo. ¿El secreto de sus goles? La filosofía de Paco y un olfato innato.

Madrid
Javi Guerra posa para AS.
FELIPE SEVILLANO

—Con su doblete al Espanyol suma seis goles, como Benzema, Agirretxe, Borja Bastón y Lucas, ¿cuál es el secreto?
—La filosofía de juego del equipo, se generan muchas ocasiones. Además de entrenar bien y la confianza, que crece al marcar. Hacerlo pronto fue importante ya que no había hecho pretemporada. Empecé con buen pie y verme en ese ránking me hace sentir orgulloso.

—Vallecas le ovacionó.
—Me fui feliz, no es fácil ganarte a la gente. Lograr esa conexión con la grada en tan poco tiempo es de agradecer.

—Sólo se le resisten Atlético, Granada y Eibar en Primera...
—Ahora que estoy en racha es un buen momento para romper las estadísticas.

—¿Cómo ve lo de Ipurua?
—Como una guerra. Es un equipo muy intenso, con mucho juego directo y nos presionarán. Será un partido disputado.

—La adaptación es más fácil con tantos conocidos...
—Ayuda. Cuando vi a Manucho, Ebert... parecía el Valladolid (risas). Hay muy buen rollo.

—Paco le ha lanzado el reto de igualar el registro de Bueno.
—El míster pone el listón muy alto y esa exigencia siempre es buena. Ojalá llegue a sus números. Por ahora voy bien, pero hay que seguir.

—¿Cómo es Paco?
—Directo, claro y se agradece. Su forma de ver el fútbol me encanta. Te saca el máximo.

—Un killer, ¿nace o se hace?
—Con el gol se nace, pero entrenando se mejora. Con 33 años sigo aprendiendo.

—Ha sido un trotamundos...
—Quitando el Valladolid, que es donde más tiempo estuve, me he movido bastante. Tenía ganas e ilusión por volver a España tras mi etapa en Cardiff, un poco rara. Estoy otra vez enchufado.

—¿Cómo le fue en Cardiff?
—El idioma, el clima, la cultura son muy diferentes. Y su forma de entender el fútbol también. En Championship (Segunda) es un juego muy directo y con mucha intensidad. Aquí, después de la Selección, todos quieren jugar más al fútbol.

—En su familia se respiraba fútbol desde niño...
—Tengo un hermano gemelo, que ahora juega en Tercera en mi pueblo. No es fácil llegar y mantenerte en el fútbol profesional. También mi padre jugó en el Vélez. Lo llevamos en la sangre.

—¿Cuántos partidos echaba en el patio del colegio donde trabajaba su padre?
—No tenía presupuesto el colegio para cambiar los cristales del gimnasio (risas). Jugábamos donde pillábamos. Antes no había móviles, ni ordenadores. Echábamos partidos en la calle y eso te sirve para adquirir picardía y descaro.

—¿Han jugado juntos?
—Ambos somos delanteros. Coincidimos en cadetes y en el primer año de juveniles del Málaga. Y luego, en los del Espanyol. Ahí se separaron nuestros caminos. O nos matábamos o nos queríamos mucho (risas). Para mis padres era un sufrimiento que sus niños se fueran de casa con 16 años.

—¿Y sus hijos van a Vallecas?
—Sí. El mayor tiene ocho años y le gusta el fútbol. Y la pequeña llama al campo Madrid. Cuando estamos en casa y ve un partido dice Papá, aunque sea otro equipo o yo esté a un metro (risas). El niño me exige lo máximo. Cuando llego tras marcar o ganar bromeo con él... ¿Ahora qué? Entre mi hijo y Paco no me puedo relajar (risas).