El secretismo más absurdo de Urrutia, un presidente triunfador

Urrutia es un presidente triunfador. Le han salido tan bien las cosas en lo deportivo que tiene para sacar pecho un rato largo. Dos finales de Copa, una Champions, un título 31 años después, dos magníficos entrenadores, con Cuco y su filial ascensor tres, un dineral inaudito en caja... Pero por lo visto no es feliz del todo, le tiene loco que los medios informen del Athletic más allá de lo que propaga el oficialismo. Además de su visión, de su forma de entender a este gran Club, hay otros pareceres. También necesidades, sí. Me lo imagino ayer contento, entiendo que sería lo propio, con el reportaje de La Gazzetta dello Sport sobre Lezama, en el que hablan por cierto Amorrortu y Ziganda, tabú para los medios de aquí en privado. Lástima que el mismo presidente se autoimponga el silencio en un análisis tan bello y justo.

Pues sí, a Urrutia su política de comunicación, tan criticada por demasiados medios “con intereses”, le preocupa más de lo que aparenta. Tras el fantástico discurso de pertenencia a la Asamblea del año pasado, aquel de espantar el miedo que producía la situación deportiva pese a que el Athletic jugaba la Champions, el último, el de los 17 minutos lanzando dardos contra la Prensa, fue un desperdicio. Hace un tiempo, no cinco años, que el presidente, un ex león emblemático, sólo se hace caso a sí mismo. Lo que le entra por un oído, parece que le sale por el otro. Menos cuando le vienen socios que se mojan y le dicen que “paciencia con el problema de la lluvia, no eres un mago”.

En sus años productivísimos en el sillón, no he encontrado algo tan absurdo como el secretismo con que ha llevado la investigación para restañar el problema de San Mamés. En abril, había datos (algunos los contó AS), pero lo tenían que saber primero los compromisarios. En la propia Asamblea se urdió tal intriga y nocturnidad por desvelarlo que hubo quien se marchó. “Les va a gustar”, anunció sin haberse votado aún Uribe-Echevarría para incrementar el morbo. Sólo faltó el “And the winner is... alargar la cubierta”. Sí, lo suyo es comunicar con hechos, lo hace mejor que con palabras.