Setién debuta con un aburrido empate ante el Villarreal
El césped, impropio de Primera, marcó un encuentro en el que apenas se disparó a portería. Las Palmas, sigue en el pozo, antes de ir al Bernabéu.
Un punto que no sabe a mucho a nivel de clasificación, pero que sirve para romper la mala racha en Liga, tanto para Las Palmas como para el Villarreal. El partido fue intenso, tosco, a veces con destellos de calidad, pero predominantemente enfangado en el medio del campo. En resumen, aburrido. Los dos equipos empataron a todo: muchas ganas y poco fútbol. Ni Varas ni Areola trabajaron en exceso. Sólo al final, Las Palmas buscó el premio, pero ya se había hecho tarde.
Comenzó el partido con dominio alterno, con dos equipos dispuestos a darlo todo para controlar la pelota. La primera ocasión la tuvo Araujo, tras una jugada de El Zhar. Y luego achuchó el equipo de Marcelino, por medio del balón parado. Nahuel estuvo cerca de marcar a los diez minutos. El partido transcurría en el centro del campo, más centrado en la mera batalla que en las combinaciones. El césped no ayudó a ninguno a poner criterio. Las defensas, en el ecuador de la primera parte, seguían superando a las parcelas ofensivas. El equipo de Setién y el de Marcelino estaba más pendientes de no cometer errores que de buscar la plasticidad que se les presupone. Solo algunos chispazos reavivaban un partido insípido.
El inicio de la segunda mitad fue una prolongación de la primera parte. Fútbol atascado, aunque con la versión mejorada de Las Palmas, que le puso más orden y ganas que juego. El Villarreal se mostró muy lejano de la versión europea: sin creatividad para superar a los grancanarios poco podía hacer. La entrada de Soldado fue un soplo de aire para los visitantes. El delantero reanimó a sus compañeros y se decidieron a ir a por el partido. Su intentona permitió también atacar a Las Palmas, así que todo el mundo se volvió a replegar. Nada de sustos innecesarios.
Sitien movió piezas: hombre por hombre. Y saltó Nauzet Alemán al campo. Algo normal de no ser porque recibió pitidos de su afición. Rápidamente silencio a sus detractores con un centro perfecto. Sólo en el tramo final se animó el choque. Las Palmas fue con todo y llegó a pedir dos penas máximas. Nada. El último empuje fue insuficiente para llevarse, o merecer, los tres puntos.