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ESPANYOL

La ruleta rusa blanquiazul tras el primer cuarto del campeonato

Sergio González ha encontrado el 'once' titular pero el equipo sigue dando tumbos: una de cal y otra de arena. Falta un patrón de juego.

Actualizado a
Rayo-Espanyol.
JESUS RUBIO

Del 1-0 ante el Getafe del 22 de agosto al 3-0 en Vallecas del pasado viernes transcurrieron 63 días. En este periodo, en el que se han disputado nueve encuentros de Liga, el Espanyol ha demostrado que si algo le define es, casualmente, la indefinición. No ha adquirido el equipo de Sergio González la personalidad necesaria para establecer un patrón reconocible y siempre actúa a merced de los rivales: en pocas ocasiones marcó la pauta y el ritmo de los partidos (solamente ganó la posesión en uno de esos nueve encuentros). Esa falta de identidad no le trae problemas a nivel clasificatorio —12 de 27 puntos es un arranque mejor que el del curso pasado—, lo que demuestra que en la plantilla hay calidad y talento, pero sí refleja que será misión imposible alcanzar la regularidad que tanto desean en el vestuario y en la grada.

Como una ruleta rusa, entregados al factor circunstancial de los partidos, el Espanyol ha demostrado que es capaz de disfrutar o de sufrir en función de hacia dónde sople el viento. En los encuentros ante Getafe, Real Sociedad o Betis, adelantarse en el marcador o quedarse con un jugador más fueron clave para obtener los tres puntos. En la otra orilla, partidos como el del Rayo, Sporting, Deportivo o Real Madrid estuvieron marcados por el gran inicio del rival y su primer tanto. Misión imposible fue para el Espanyol remontar, a remolque y deshilachado a medida que pasaban los minutos menos ante el Sporting donde sí se rozó el empate y la victoria.

Únicamente ante Valencia (1-0) y Villarreal (3-1) el equipo sí fue capaz de llevar el ritmo y marcar la pauta siendo mejor que el rival durante algún tramo: ante el equipo de Nuno todo el choque y ante el de Marcelino en unos primeros 45 minutos que acabaron con ese 0-1 que, finalmente, quedó en nada.

Hay datos concluyentes. El primero de ellos apunta a las alineaciones. Sergio González ha encontrado el equipo y le ha dado continuidad en las últimas jornadas. Salvo la rotación entre Juan Fuentes y Rubén Duarte en el lateral, el resto de la alineación que jugó en Vallecas está asentada en la titularidad pero el equipo sigue ofreciendo una inestabilidad, señal de que no es un asunto de jugadores sino de ideas.

En segundo lugar, la capacidad que tiene el Espanyol para cambiar el guión de los partidos cuando no juega con ese viento a favor. Sin contar el 1-2 ante el Sporting, las otras cuatro derrrotas han sido abultadas y el Espanyol, lejos de acercarse en el marcador, se fue alejando sin argumentos: Deportivo (3-0), Villarreal (3-1), Real Madrid (0-6) y Rayo Vallecano (3-0). Lo que convierte al conjunto de Sergio en el más goleado de la Liga (20): desde 2003-04 que no se alcanzaba esa cifra en solo nueve fechas. Síntoma de debilidad.