REAL MADRID | LA INTRAHISTORIA
El agente de Gareth Bale estuvo un año inhabilitado por la FA
Le castigaron por organizar una reunión Cole - Mourinho. Su empresa, Stellar Group se dedica al rugby, cricket, atletismo... Manejan el negocio a la antigua usanza.
Jonathan Barnett siempre presume de tener “una de las agencias de representación más grandes del mundo”. Stellar Group es su nombre y la fundó con David Manasseh en 1992. Una agencia con más de 300 jugadores (Luke Shaw, Hart, Krychowiak, Sigurdsson...) que también toca deportes como atletismo, cricket, rugby... Manejan el negocio a la antigua usanza. No tienen parte de la propiedad de ninguno de sus jugadores (al contrario que Mendes o los fondos de inversión) y gestionan todo para ellos: el márketing, pagar sus facturas, sus vacaciones, comprar sus coches o sus casas.
La especialidad de Stellar son los jóvenes. Bale es un ejemplo. Le captó con sólo 15 años en el Southampton y le llevaron al Madrid convirtiéndole en el traspaso más caro de la historia (101 millones). Cuando fue entrevistado por AS en 2014 sacó pecho: “Puedo ser la persona que haya hecho más traspasos en el mundo”. Se crió en Londres, en Baker Street, por entonces una de las calles de la clase alta en la que en la ficción vivía Sherlock Holmes, y en su carácter se nota. No puede evitar presumir de sus logros. ¿Cuánto factura al año?, le preguntaba este periódico: “Lo suficiente para tener el coche de la puerta (decía mientras señalaba un vehículo de alta gama)”. El representante camufla el elitismo en el que se mueve con la palabra glamour: “La gente quiere ver el glamour. No quiere ver al jugador acercarse al estadio en bicicleta. Quieren ver a Cristiano en su Ferrari nuevo”.
Barnett no era un agente con mucha presencia pública en el mundo del fútbol. Su primera estrella fue el jugador de cricket Brian Lara (le presentó a su socio Manasseh). También ayudó a lanzar la carrera del tres veces campeón de los pesos pesados Lennox Lewis. Pero fue en 2006 cuando saltó a la primera plana futbolística y fue por un escándalo. Organizó una reunión secreta entre Ashley Cole (por entonces en el Arsenal), Jose Mourinho (en aquella época en el banquillo del Chelsea) y Peter Kenyon en el Hotel Park Royal el 27 de enero de 2005. Y recibió un castigo ejemplar. La FA lo consideró un acercamiento ilegal, le multó con 135.000 euros (100.000 libras) y le inhabilitó durante 18 meses. Se lo redujeron a un año tras la apelación... “Hice lo que tenía que hacer por mi cliente”, afirmó años después.
Aquel duro golpe no hizo tambalear un imperio que comenzó a fraguar con su primer trabajo en Curzon House Group, una empresa de casinos propiedad de su familia. Tampoco la investigación a la que, según The Mirror, le sometió la Hacienda británica por evasión de impuestos en el verano de 2014. Pero sigue siendo uno de los líderes de su profesión y uno de los más polémicos...