Hubo pleno arbitral femenino en el Atléti Féminas-Espanyol
La tinerfeña Marta Huerta de Aza fue asistida por Belinda Castilla y la madrileña Yolanda Parga. Es la primera vez que un partido de la Liga femenina lo dirige un árbitro no local.
El partido de la 5ª jornada de la Primera División Femenina que se disputó este domingo en el Cerro del Espino entre el Atlético Féminas y el Espanyol presentó un equipo arbitral dirigido íntegramente por mujeres colegiadas.
El partido entre el Atlético Féminas y el Espanyol presentó una imagen poco habitual en el fútbol femenino. Las tres colegiadas eran mujeres y, además, era la primera vez que un partido de la Primera División femenina era dirigida por un colegiado de un comité no local. Se trata de una ya reiterada petición de los clubes de fútbol femenino de la máxima categoría que para dar a la competición la seriedad que merece ven necesario que los árbitros sean de comités no locales.
"La experiencia no ha podido ser mejor". Es lo que transmitieron las tres colegiadas tras el encuentro. Tanto para Marta Huerta de Aza, árbitra de Tercera División del Colegio Tinerfeño, como para la también tinerfeña, Belinda Castilla, era la primera vez que formaban parte de un trío arbitral íntegramente femenino.
Marta es la árbitra del encuentro y se nota porque tras el partido es la que lleva la voz cantante: “Es la primera vez que formo parte de un trío arbitral exclusivamente femenino y que salgo de Tenerife para arbitrar un partido de féminas. Repetiría todos los días. Es verdad que da igual que sea chico o chica, pero es bonito porque se vaya viendo que la imagen de la mujer tiene cada vez más peso en el fútbol”.
Yolanda Parga, mujer del exarbitro internacional Carlos Megía Dávila, es árbitra asistente internacional desde 2002 y fue la árbitra asistente de la final del último Mundial femenino de Canadá, entre Estados Unidos y Japón. Pertenece al Comité Madrileño y celebra la experiencia vivida este domingo en El Cerro. "Ha sido un partido bonito. Se ha querido probar la experiencia y creo que ha funcionado, ¿no?", sonríe satisfecha.
El partido transcurrió sin jugadas conflictivas y las colegiadas abandonaron el recinto muy satisfechas con el trabajo realizado. Marta asegura no tener preferencias entre arbitrar a hombres o a mujeres: "Bueno, son futbolistas igual, patadas damos todos y los nervios los perdemos todos por igual. El partido ha sido tranquilo. Se han comportado bien los dos equipos y hemos acabado dándonos todas la mano, que es lo importante".
Marta, Belinda y Yolanda compaginan su labor arbitral con sus diferentes profesiones. Marta tiene 25 años y es maestra de Primaria. Belinda tiene 33 y es osteópata. Mientras que Yolanda tiene 36 años y es trabajadora social. A las tres les une la pasión por el árbitraje y las tres coinciden al afirmar que el árbitraje es "una secta". "Llevo arbitrando 11 temporadas. Empecé por una amiga que arbitraba y me animó. Al final el arbitraje es una secta. En el momento en que entras, no sales", explica Marta.
Belinda salió durante dos años para jugar al voleibol, pero un día fue a ver a una amiga arbitrar y volvió: "Mi padre era árbitro y salía con él de asistente cuando iba a pitar fútbol base. Lo dejé un par de años porque jugaba al voleibol y no era compatible, pero hace cuatro años fui a ver a una compañera que estaba pitando y volví".
Las tres coincidieron en lo positivo de la experiencia y en la necesidad de repetir. "Ha sido un partido muy bonito. Estamos encantadas. Es bonito que se vea que el fútbol femenino va progresando y se va desarrollando como el masculino", reflexionó la árbitra del encuentro.