Guaita lo para todo en Balaídos

Los primeros 25 minutos del Celta fueron una tormenta de fútbol. El vendaval vigués iba desgastando al Getafe y el gol sólo parecía cuestión de tiempo. Iago Aspas dispuso de dos claras ocasiones en apenas sesenta segundos. Primero obligó a Guaita a emplearse a fondo con un disparo a bocajarro tras un córner de pizarra y acto seguido el poste se interpuso en su camino. El moañés regateó al meta azulón tras un genial pase de Wass y, casi sin ángulo, rozó el gol. En plena ciclogénesis explosiva, Álvaro Vázquez fue el rayo de esperanza madrileño. Bregó en solitario, pero careció de puntería. El Celta se desplegaba en manada, con los laterales ejerciendo de extremos, y seguía avasallando. Lo intentaron Nolito y Orellana. Faltó la inspiración de otros días. O mejor dicho, Guaita fue un muro indestructible.

El Getafe supo aguantar el chaparrón hasta el descanso y en la reanudación salió con la idea clara de cortar el ritmo del partido. Escribá aleccionó a sus hombres para que impidieran que el Celta impusiera su velocidad de crucero. Aún así, Guaita siguió teniendo trabajo extra. Eso sí, la avalancha ya no era tal. 

Escribá superó claramente a Berizzo en la lectura del partido. Sus cambios tuvieron una intención táctica clara y siempre acertada. El Toto realizó las sustituciones tarde y mal. El público no entendió que quitara a Aspas del campo ni que moviera el banquillo en el descuento.

Al Celta se le notaba fatigado. Le faltaba aire para respirar y las ideas ya no fluían con tanta facilidad. A punto estuvo de aprovechar el Getafe la coyuntura con una contra eléctrica. Lafita se topó con Sergio y Scepovic con el larguero. Los locales se volcaron en los últimos minutos con pasión. Pero Guaita apareció una vez más. Fue un divertido empate a cero.