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ESPANYOL

Cada gol en contra es un quebradero de cabeza

El Espanyol se desmorona cada vez que le marcan y los técnicos ya detectan un problema psicológico. Los 14 tantos recibidos son el peor registro desde 1983.

Si mal le sientan los goles recibidos al Espanyol, encima el 1-0 del Deportivo fue en propia puerta.
JESUS SANCHO RODRIGUEZ (SANCHOFOTO)

De los 141 tantos que se llevan en toda la Primera División, 14 se los han metido al Espanyol. Con este diez por ciento del total, el conjunto perico es inevitablemente el más goleado de la categoría, seguido por los dos que cierran la clasificación, Levante y Granada, con 12 recibidos cada uno. Pero ahí no acaba la cosa. En su propio historial, el Espanyol no registraba tantos goles en contra transcurridas seis jornadas desde la temporada 1983-84. También le sucedió en 1977, y habría que remontarse hasta 1961 para hallar un dato peor (17). Es indudable que los pericos tienen un problema.

Pero, ¿cuál es la causa de la debilidad? Está claro que haberse medido al Real Madrid cuenta para engrosar esa mochila, pero hay dos factores inquietantes. Por un lado, no hay una línea defensiva fija, o al menos no se ha podido insistir con ella (sin ir más lejos, Anaitz Arbilla fue baja en Riazor por lesión), de manera que solo en las dos primeras jornadas se repitió zaga, y entonces aún no estaba a punto Enzo Roco, por otra parte de un perfil demasiado semejante al de Álvaro González. A esto se le añade el cambio en la portería y que no sienten la misma seguridad atrás con un pivote que con otro. Pero el otro factor es ahora mismo en el que se centran en ajustar cuerpo técnico y plantilla: la psicología.

A nadie en el vestuario se le escapa que, al margen de tácticas o quiénes sean los titulares, el equipo al completo se derrumba a la que recibe un gol. Casi firma su sentencia de derrota en un partido. No sucedió así en Anoeta, pues hubo una acción, el penalti y expulsión de Gerónimo Rulli, que allanó el camino (y, aun así, la Real Sociedad casi saca un empate en el tramo final). Pero sí fue de manual en las otras dos derrotas: contra el Villarreal (a la que Roberto Soldado neutralizó el tanto de Felipe Caicedo) y el pasado domingo ante el Deportivo, con tan mala suerte que ese primer gol local fue de Álvaro en propia meta.

Ese naufragio en cada diana afecta a todas las líneas, perdiendo intensidad, ideas y vagando sobre el césped, y hoy es la gran preocupación.