ESPANYOL
La revolución de Anoeta
El Espanyol ganó con seis cambios, cinco fichajes y cuatro debutantes. El talento ofensivo de Marco Asensio o Gerard Moreno palia los errores de concentración atrás.
Las revoluciones están para ganarlas. Así lo demostró el Espanyol de Sergio González, entre luces cegadoras y oscuras sombras, el sábado en Anoeta. El equipo experimentó una transformación que queda en evidencia con el siguiente dato: del Real Sociedad-Espanyol de la pasada temporada, hace seis meses (el 8 de marzo) solo repitieron dos titulares, Álvaro González y Víctor Sánchez. Victoria de casta que muestra el camino.
Pero no es necesario siquiera remontarse tan atrás en el tiempo para dar muestras de la revolución: en el once de Anoeta únicamente formaron cinco de los jugadores que habían sido titulares siete días antes, en la debacle contra el Real Madrid (0-6): Pau López, Álvaro, Víctor Sánchez, Víctor Álvarez y Gerard Moreno. Y, de las seis novedades, hasta seis no estaban en la plantilla de la temporada pasada y cuatro no habían jugado jamás con el Espanyol en la Liga: Enzo Roco, Pape Diop, Rober Correa y Marco Asensio. Este último, para añadirle mayor intriga a la ecuación, debutaba en Primera División en este partido... Aunque no lo pareciera.
El resultado de una revolución de tal magnitud podría haber sido desalentador, demasiadas pruebas en un encuentro de competición oficial. Pero salió bien: triunfo por 2-3 para maquillar un inicio de temporada dubitativo, con seis puntos de 12 y derrotas ante rivales de mayor entidad, como Villarreal y Real Madrid. ¿Fue oro todo lo que reluce? Se trata de ver el vaso medio lleno o medio vacío. Es decir, fijarse en el balance defensivo o en el ofensivo. Escojan ustedes.
Defensivamente, el Espanyol siguió mostrando inquietantes lagunas, nada que ver con aquella pretemporada (hasta el día de Montilivi) en que la zaga parecía un muro. El equipo vive colgado de graves errores de concentración que le obligaron a remontar, ante una Real Sociedad que aún no había marcado en esta Liga y que tampoco necesitó un asedio para hacer dos goles: solo remató tres veces a puerta (los tantos de Agirretxe y Jonathas, y el chut de Illarra que Pau envió milagrosamente a córner). Una razón de las excesivas facilidades que se dieron a los ‘txuri-urdin’ fueron las pérdidas: hasta 72 sufrieron los pericos, a razón de casi una por minuto.
La otra cara de la moneda es, naturalmente, el ataque, que aglutina tanto talento que el Espanyol se torna un conjunto imprevisible, una amenaza para cualquier rival. La entrada de Marco Asensio, unida a la calidad de Gerard, la profundidad de Hernán Pérez y los detalles de Víctor Álvarez fueron clave para que la revolución fuera un éxito. No hay que olvidar, en cualquier caso, que el Espanyol jugó en superioridad numérica todo el segundo tiempo.
¿Y ahora qué? Mañana llega el Valencia y se intuyen de nuevo varios cambios en la alineación, obligados ante tres partidos en ocho días. Y, sin embargo, no será una revolución porque el camino está marcado: el Espanyol rinde mejor al ataque.