El Córdoba deja al Zaragoza malparado
Primera derrota y ejercicio absoluto de impotencia frente a un rival superior, que decidió con un cañonazo de Pedro Ríos.
El Córdoba asaltó La Romareda y deja al Zaragoza malparado y en la mitad de la tabla, muy lejos de sus aspiraciones de ascenso directo. Esta vez no jugó Aria, pese a la encendida defensa que hizo Popovic del japonés en las vísperas, pero el equipo aragonés no ofreció ninguna mejoría. Todo lo contrario. El partido confirmó que ahora mismo es un conjunto deslavazado, sin capacidad creativa, previsible y muy vulnerable en defensa. El Córdoba fue mejor, y Oltra rompió su maleficio frente al Real Zaragoza.
El Zaragoza amenazó en el primer cuarto de hora con una serie de cuatro córners consecutivos, todos botados por Pedro y cada cual más cerrado, y un cabezazo alto del propio Pedro, pero el que se adelantó en el marcador fue el Córdoba. En el minuto 18, una contra sin gravedad aparente la resolvió Pedro Ríos con un derechazo raso desde fuera del área que sorprendió a Bono; el balón dio en el poste izquierdo del marroquí y se alojó dentro en carambola imponente. Bono se tiró tarde, pero el cañonazo de Ríos fue espléndido.
El gol le sentó como un tiro al equipo de Popovic, impotente para hacerse con el control del juego e incapaz de contrarrestar la presión de un Córdoba, muy bien replegado, que estuvo a punto de dar el zarpazo definitivo en otro tirazo de Pedro Ríos, que campó a sus anchas desde que se cambió de banda para encarar a Rico. Nada que no hayamos visto ya en el Zaragoza en los últimos tres años, aunque, en honor a la verdad, tampoco Marc Bertrán supo sujetar su banda.
Sólo Pedro y Jaime, éste en acciones individuales, tiraron de un Zaragoza silbado en varias fases por su público y que únicamente creó peligro a balón parado, un peligro que quizá mereció mejor suerte en esta primera parte, pero que tampoco le hizo justicia a un Córdoba que pudo sentenciar por medio de De Tomás (40’) y Florin (42’).
Popovic movió el banquillo en el descanso y dio entrada a Ortuño por un desaparecido Jorge Díaz, lo que propició un cambio de sistema, pasando al 4-4-2. Inmediatamente después, Erik Morán relevó a Dorca, con una tarjeta, para intentar aumentar la producción de juego, pero nada cambió y el que siguió acumulando ocasiones fue el Córdoba, otra vez por medio del rumano Florin. Para colmo, Pedro cayó lesionado, lo que acabó de abortar cualquier empate a balón parado.
Con Aria o sin Aria, el Zaragoza está muy lejos de su mejor versión. La única verdad es que sólo ha ganado un partido en estas primeras jornadas y que su juego deja mucho que desear.