Correa llevó el escudo del Atleti en la espinillera con Argentina

A veces un gesto dice más que mil palabras. Puede ser nimio, pero a la vez inmenso. Pues ese gesto lo tuvo Ángel Correa el viernes, cuando debutó con la selección argentina absoluta: en sus espinilleras llevaba troquelado el escudo del Atlético, encima del de Argentina. La imagen la cazaron por casualidad las cámaras de televisión, en la previa del amistoso Argentina-Bolivia, al hacer un barrido por el vestuario de la albiceleste. Y ahí estaba la camiseta de Correa, perfectamente colgada. Y sus botas. Y sus espinilleras, con su nombre y ese escudo, el del Atlético. 

Lo que vino después, se sabe. El debut soñado: saltar al campo en el 80' y en el 83' haber marcado ya. Es el gol más rápido de un debutante con Argentina de la historia. Y ahí estaba ese escudo, tan cerquita de la piel. Correa siempre dice que "estará toda la vida agradecido" al club rojiblanco porque no le dejara tirado cuando el año pasado, tras ficharle, en el reconocimiento médico, le detectaran un tumor benigno en el corazón; por apoyarle en su operación y en este largo año, entrenando sin jugar. Ayer lo demostró con un gesto: un escudo de apenas cinco o seis centímetros pintado en las espinilleras en el día de uno de los partidos de su vida, su debut con la Argentina de mayores, con la albiceleste absoluta.