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ESPANYOL

Villarroya celebra sus bodas de plata con Gerard como guinda

El técnico más laureado del fútbol base perico cumple 25 años en el club. Más de 60 de los jugadores a los que entrenó llegaron a profesionales. Entre ellos, Gerard Moreno.

Albert Villarroya, en un partido del Alevín A del Espanyol, al que dirigió durante 19 temporadas.
CARLOS MIRA

Si la cantera del Espanyol es la joya de la corona, su entrenador más laureado debería ser algo así como el rey. Albert Villarroya cumplirá en septiembre 25 años en la entidad y, pese a que lleva seis temporadas apartado de los banquillos, podrá celebrar sus bodas de plata considerándose aún el técnico con mejores resultados: siete Ligas, otros tantos campeonatos de Cataluña, un campeonato de España (en Brunete) y hasta 24 subcampeonatos entre las tres competiciones. “Sánchez Llibre me decía que era el entrenador de las finales, porque ganara o no siempre llegaba. No era mérito mío, sino de los jugadores”, concede.

La lista es interminable: Lopo, Chica, Jonathan, Oriol Romeu, Tejera, Dídac, Amat...

La relación de jugadores que pasaron por el Alevín A de Villarroya y acabaron en el fútbol profesional es enorme. Aquí, algunos ejemplos: David Català, Alberto Lopo, Raúl Vates, Dani Fragoso, Albert Serrán, Miquel Robusté, Javi Chica, Miguel Palanca, Albert Yagüe, Jonathan Soriano, Sergio Sánchez, Guillem Savall, Dídac Vilà, Lucas Porcar, Sergio Tejera, Ángel Martínez, Oriol Romeu, Román Golobart, Enric Saborit, Jordi Amat, Joan Àngel Roman y Gerard Moreno.

“Me llamaron en 1990, cuando Ferran Martorell creó su fundación y se llevó a unos cuantos técnicos”, se arranca. Venía de jugar de portero en el Espluguenc, en Tercera, junto a un tal Sandro Rosell, que era el delantero. Enseguida tomó las riendas del Alevín A, que no dejaría hasta 2009. Y más de 60 chavales de los que dirigió han acabado en el fútbol profesional, en Primera o Segunda. “Desde alevines hasta la elite pasan diez años, hay que afinar mucho para acertar”, reconoce. La guinda al pastel de estas bodas de plata la pone Gerard Moreno, que acaba de regresar al Espanyol y pasó lógicamente por sus manos: “Con su generación, la de nacidos en 1992, lo ganamos absolutamente todo. Los padres me pedían que no fuéramos a más torneos, que ya era demasiado”. “Gerard marcó 44 goles en la temporada 2003-04, era un enorme goleador y un chaval sensacional. Como sus padres, muy buena gente que se preocupaban mucho por todo”, recuerda.

Junto a Ángel Esteban, su delegado “de toda la vida”, Villarroya es historia viva de la evolución de la cantera. Empezó a entrenar en el campo de la Seat, “iba con mi moto a recoger los balones”, pasando por el Asilo Durán (“el Gol era una pared, así que si chutabas fuerte no sabías si había entrado”) y el Eduard Aunós, en las Casas Baratas: “Era un poco impactante entrenar allí de noche con los chavales”. También jugaron partidos en el campo del Europa, “que era como jugar siempre de visitante, pues durante la semana entrenábamos en tierra y los fines de semana, en césped artificial”. No es de extrañar que la inauguración de la Ciudad Deportiva supuso “el no va más”.

Lluís Planagumà fue uno de sus chavales (“le dimos la baja en el segundo año”, evoca), y posteriormente ayudante. Como Óscar Perarnau, quien también estuvo unos años en el banquillo junto a él. Pero Villarroya igualmente fue segundo de Ramon Moya en el Hospitalet, donde jugaba Sergio González. “Lo que está haciendo es fuera de serie”, apunta. Y Paco Flores llegó a proponerle ser su preparador físico en el primer equipo. “Hace 14 años, Alfonso Martínez Salinas, qepd, nos instó a hacer una escuela, por la que han pasado más de 10.000 chavales, y aquel año también comenzamos el Campus, que cuenta con 800 niños cada verano. Con Eloy Pérez y Álex García formamos un gran equipo”.

Villarroya lo ha hecho casi todo en el Espanyol: coordinador de alevines y benjamines, entrenador el último año en un ‘stage’ para chicos rusos “y hasta algún Tour por el estadio”. Y sin dejar la Escola Aula, donde sigue como profesor; “ahora tengo como alumnos a los hijos de Josep Maria Bartomeu”. ¿Y el futuro? “Tengo 57 años y me gustaría muchísimo acabar mi vida deportiva siendo útil al club. Aún me queda cuerda”, asegura. Desde luego, experiencia tiene la que quieran y más.