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TROFEO CARRANZA | BETIS 2- GRANADA 1

Rubén y Portillo desequilibran y guían al Betis a la final

El Betis remontó el gol de El Arabi y se deshace de un Granada que fue superior en el primer tiempo. N'Diaye perdió los nervios y vio la roja.

Actualizado a
Rubén y Portillo desequilibran y guían al Betis a la final
ASTV

El Betis se impuso al Granada para lograr el pase a la final del Trofeo Carranza merced a la calidad de Rubén Castro en los últimos metros y a una intensidad que tumbó a un Granada que impuso su mejor versión en la primera parte. Al gol de El Arabi reaccionó el conjunto de Pepe Mel mejorando sus prestaciones en un segundo tiempo repleto de igualdad.

El Betis estiró su presión en los primeros minutos para asfixiar la salida de balón del Granada. Pero los de Sandoval corrigieron algunas pérdidas iniciales y supieron detener la participación de Ceballos y aislar a Rubén Castro. Digard llegaba e inquietaba, pero sigue sin asistir con un último pase decisivo, mientras Petros, su acompañante en la medular, pierde trascendencia cuando tiene tiempo para pensar.

Javi Márquez tomó pronto el mando del duelo. Lo pausó y supo leer la necesidad de los suyos de detener un ritmo que beneficiaba a la intensidad bética. Su magistral pase largo a Foulquier antes de la media hora propició un centro preciso del lateral diestro que remató con acierto en el área El Arabi. Adán se estiraba sin opciones, mientras el salto de Pezzella se quedaba en insuficiente. Las carencias atrás no dejan dudas: Westermann sufre cuando el rival acelera el juego y Vargas tuvo en su estreno demasiado que vigilar ante las subidas de Foulquier. Sandoval sonreía: su Granada era al menos más eficaz.

Mel movió hilos al descanso y el Betis reaccionó. Ceballos retrasó su posición y entró en contacto al fin con el balón. De sus pies nace el fútbol de este equipo y lo demostró con un par de acciones que motivaron la reacción. Cejudo, mientras, se movió a pierna cambiada por la izquierda y se asoció con Jorge Molina para que éste sirviera a Rubén Castro en el empate bético. El canario decoró la brillante acción colectiva con una definición de lujo.

Javi Márquez activó su brújula y Sandoval apostó por la velocidad de Success como alternativa al ímpetu verdiblanco. El Betis tomó el dominio del juego y arriesgó más dejando espacios atrás. Success erró ante Adán y Rennella entró en escena para aliarse con Rubén Castro. Los cambios variaron la dinámica, pero los verdiblancos mantuvieron su mejor versión en una batalla de intensidad en la que salió perjudicado el conjunto granadino. Tras un saque de esquina, Portillo enganchó una volea que se transformó en el pase a la final gracias a la colaboración de Oier. Pero la semifinal tenía destinado un final de locura. N'Diaye perdió los nervios y se marchó antes de tiempo, mientras que Oier quiso responder a su error sumándose al último balón parado a favor del Granada. El contragolpe verdiblanco terminó con un tanto mal anulado a Francis y el correspondiente enfado de un Pepe Mel, que ya encuentra mejores prestaciones en su puzzle incompleto.