Primero siesta y después tangana a la hora del té
Al Espanyol le faltó profundidad ante un Reading espeso. Álvaro y el local Obita fueron expulsados tras una trifulca y Burgui se retiró lesionado.
A medio camino entre Londres y Oxford, en Reading, la hora del té seguramente es respetada como liturgia universal. Y este sábado, en el Madejski Stadium, iba camino de respetarlo un Espanyol de nuevo seguro en defensa (un gol recibido en cuatro partidos) y gustoso de tener la posesión, pero más plomizo que en los anteriores compromisos, que contaba por victorias. Hasta que llegó la tangana, pasada la hora de juego, originada por una patada de kárate de Obita, que fue expulsado, igual que Álvaro, quien acababa de entrar.
Con resaltar que la trifulca fue lo más destacado del encuentro, está casi todo dicho. Fue como una de esas etapas de la primera semana del Tour, llanas e insípidas, que invitan a sestear en plena canícula estival, y en las que solo te despierta el sprint final. Eso, en Reading, debieron ser los goles. Pero fue la pelea. Y poco más. Ni siquiera el debut de Bardi, sin demasiado trabajo, acaparó la atención.
No quería hacer Sergio González excesivos cambios en Reading, teniendo en cuenta que la pretemporada avanza y que en 24 horas —hoy a las 16:00— volvía a tener partido. Pero no hay como desear algo para que te salga al revés: en el minuto 32 llevaba dos sustituciones, la de Duarte por Víctor Álvarez y, antes, la entrada forzada de Caicedo por la lesión de Bardi. Se lastimó tan pronto, en una dura entrada de Anton Ferdinand directa al tobillo derecho, que al ecuatoriano ni le había dado tiempo a calentar y el Espanyol jugó seis minutos con diez.
Ni siquiera un cuarto de hora después de haber entrado, en el38’, había Caicedo afinado su mejor forma. Solo así se explica la clarísima ocasión que marró solo ante Bond, tras una meritoria acción combinativa de todo el equipo y un notable centro de Arbilla. Fue la acción más destacada del primer tiempo, junto a otra de Hernán a pase largo de Álex y la del local Blackman, quien tras ganarle la espalda a toda la zaga perica, cruzó demasiado ante el debutante Bardi, sustituido tras el descanso por Germán.
El ilicitano tuvo que detener en dos tiempos un chut seco de Orlando Sá, en la única acción destacada de ese segundo tiempo, más marcado por la citada tangana que por el fútbol. Jugando diez contra diez, aún tuvieron Reading y Espanyol menos capacidad para llegar al marco rival. No pudieron los pericos contra un rival de Championship y este domingo, de nuevo a la hora del té, se miden a un poderoso Southampton.